Agradecidos y desagradecidos

Por el Redactor Jefe.

Es un tema difícil, el de apelar a la consciencia de las gentes, porque en verdad, la mayoría,  donde me incluyo, por lo general pensamos como vivimos.

Digo estas cosas porque hemos de aprender a ver las manchas del sol,  pero sería ingrato no dedicar un capítulo a la luz.

Es peligroso morder la mano que alimenta, y no es buen ser humano el que maltrata a los que le cuidan y anda como la seda con los ajenos.

Tiempo es ya de definir si somos buenas o malas personas. Si estamos dispuestos a comprender, o si solo queremos atizar polémicas que nada aportan, como no sea la división y la desesperanza que seguramente vendrán como anillo al dedo para los que quieren aplastarnos.

Los ejemplos, sobran, me decía un amigo mantuano. Hoy te soluciono un problema y eres lo máximo; mañana no puedo y eres el mayor de los imperfectos.

Algunos me dirán: eso ocurre  desde que  el mundo es mundo, y es verdad; solo que en el caso nuestro se trata de definir la oportunidad de vivir como seres sociales, o sumirnos en el egoísmo y los extremo

 

s, como si fueran los mejores ejemplos del éxito que aprenderán nuestros hijos.

Posiblemente somos el único país donde el que no aporta, exige; donde el que no participa, opina, donde el que no trabaja, critica. Es la benevolencia de un sistema social “Con todos y para el bien de todos”, pero ojo, pues ser inconsecuentes con la bondad equivale a sacrificarla en el altar del olvido, que solo conduce a donde quieren ponernos los enemigos de siempre.

Hay candidez; en días recientes un mantuano me increpaba por la salida del aire de un canal de TV para una reparación. Si fuera en el capitalismo, decía, eso no sucedería.  Aunque lo dudo, puede que sea cierto; pero olvidó decir que, si fuera en el capitalismo, él no podría mirar televisión en casa a las 10 de la mañana, no tendría la tranquilidad de saber a sus hijas pequeñas en la escuela,  su mamá, anciana diabética en alto grado,  ya no existiría, porque el tratamiento cuesta, en el sacrosanto capitalismo, 44 mil dólares al año. Si fuese el capitalismo, ese humilde compatriota, que no es mala persona,  no tuviera un hijo estudiando en una u

 

niversidad habanera. Tengan la seguridad, porque en este tema, no hay casualidades.

No hay uno solo de nosotros que no sufra a diario las escaseces,  los problemas económicos, la falta de transporte, la mala calidad de algunos servicios y la indolencia de otros que ponen las cosas peores de lo que puedan estar, pero hay que saber balancear, hay que emplear el cerebro para pensar y decidir si somos coherentes al juzgar a la sociedad y sus gentes,  y a los que se esfuerzan por hacer cosas para el bien común.

Jugar  al capitalismo, jugar a la superioridad, vivir de la hipercrítica, o acumular una pequeña fortuna no salida del trabajo, es vivir en una burbuja que algún día nos reventará en el rostro. Pensar que somos perfectos para enjuiciar a los demás, es el acto más egoísta y deplorable que un hombre o mujer puedan emplear contra sus semejantes.  Amigas y amigos, la mesa está servida y ejercitar la razón es excelente para la salud mental.

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