Acueducto, crónica de un día cualquiera + Fotos

Por Lázaro Boza Boza

Es el servicio más cuestionado por la población, el que más se agradece y el más sensible cuando falta. Para los trabajadores de Acueducto no hay otra alternativa que continuar, porque el agua  ha de llegar a cada hogar, a cualquier costo.

Acompañando a miembros de la Asamblea Municipal del Poder Popular en Mantua, visitamos el pozo de La Manigua, principal fuente de abasto de la villa. Allí la ingente actividad  de camiones, grúas y operarios anuncia la rotura de la turbina sumergible.

Para Gloria, directora de Acueducto en Mantua, el asunto es de primera urgencia: “es el agua del pueblo y no podemos perder un minuto; se trabaja con pocos recursos y con mucha voluntad, eso lo podemos asegurar.”

La reparación se hace en talleres de la provincia, de donde vienen técnicos y obreros especializados.

En la solución del problema intervienen los linieros de la organización básica eléctrica. Se trata de cambiar transformadores y garantizar el voltaje necesario para  el funcionamiento de la turbina.

La operación se realiza con un cielo de lluvia y pertinaz llovizna y la línea primeria en caliente, de ahí los riesgos que se combaten con medidas de seguridad y mucha experiencia.

Comienza la difícil operación de bajado de la turbina. Más 25 metros de profundidad serán recorridos con la ayuda de una grúa y la pericia de tantas manos laboriosas.

Otro tanto realizan electricistas que han de conectar la pizarra automática al motor.  Las horas se suceden y llega la noche. Al filo de las once arranca el motor  y los pitométricos dan la mala noticia: la bomba hace 60 litros por segundo y no hay posibilidades de regularla.

Los trabajadores hacen decenas de pruebas y se decide el cambio por otra bomba que ha de traerse desde Pinar. Hay rostros sombríos y mucho disgusto.

En las calles las dos únicas pipas de acueducto hacen lo que pueden, no es suficiente y las de otros organismos cooperan muy poco con esta tarea tan sensible.

Al cierre de esta información, los trabajadores de Acueducto continúan  el trabajo.  Hay cansancio y  falta de sueño, pero abandonar no es la opción. Siguen allí, y los eléctricos les acompañan.

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