Hombres del agua, historia de supuestos imposibles

Por Lázaro Boza Boza

Para el viajero que transita rumbo a La Manigua, ha de resultar curioso ver, a la vera del camino, en medio de la nada, a un grupo de hombres cavando en la tierra. Todo comenzó con la avería de la turbina sumergible que bombea el agua hasta la villa de Mantua.

Con el escenario fatal de las lluvias, se llevó a cabo la sustitución de la maquinaria. En condiciones meteorológicas extremas, los eléctricos cambiaron los transformadores, pero la suerte no siempre sonríe a los que se esfuerzan: el motor en el que se cifraron tantas  las esperanzas, no resultó.

“Es muy poderoso- argumenta en el lugar el ingeniero Luis Enrique Valdés, Jefe de Operaciones de la Organización Básica Eléctrica en Mantua- y aunque le podemos alimentar, es superior a la conductora instalada.”

Pronto sus predicciones se hicieron realidad: los pitométricos  lo desestimaron. Rostros largos, y hasta alguna que otra lágrima de frustración, pero en el  ánimo de todos estaba la voluntad de prevalecer y la angustia responsable de saber que, más de 10 mil  habitantes permanecían sin agua.

“Duele- dice Gloria Cruz- directora  de Acueducto en el territorio- porque nos hemos esforzado mucho y no hemos tenido resultados.” Se enjuga una lágrima y continúa: “ahora a traer otra turbina y colocarla y hacer todo lo necesario, No me voy a rendir ahora.”

Desde la capital provincial llegó la nueva turbina, un arranque exitoso, y otra vez la mala noticia: la conductora cedió a la presión  en medio de los campos.

Así volvemos a los hombres silenciosos, no dados a las entrevistas, pero decididos a reparar lo irremediable, y a no rendirse donde muchos hubiesen capitulado.

Tras dos días con sus noches en un hoyo, saturados de lloviznas, un tubo de 12 pulgadas con una grieta de casi dos metros, y la necesidad de burlar los elementos y los imposibles, los hombres triunfan.

A las 11 y 32 minutos de una noche lluviosa, después de luchar con la técnica, el clima, y las adversidades,  se restableció el servicio.

En la mañana los hogares del poblado recibieron el líquido vital, pero las dificultades no amainan: el caudaloso río Mantua destrozó la segunda conductora de importancia en el territorio. Decenas de hogares quedan otra vez afectados, y el descanso se pospone. El cielo encapotado amenaza lluvia, y  los héroes de esta historia están listos para partir.

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