Bolsonaro: la jugada del bandolero

Por Lázaro Boza Boza

Regresan  los médicos desde Brasil y los medios de prensa ultraderechistas  tildan la decisión de, unipersonal,  e intentan disfrazar la cruzada cubana por la vida con el odioso epíteto de la esclavitud.

El conservador Jair Bolsonaro, condicionó la estancia de los galenos a una revalidación de sus títulos,  contratos individuales con el gobierno brasileño que les permitan recibir todo el salario, así como la estancia de sus familiares.

Las lágrimas de un tonto correrían ante la bondad de un defensor de la pasada dictadura brasileña, detractor de los negros y las mujeres, y confeso admirador de Donald Trump.  No es ya un secreto la medida pactada con el Imperio, cuyo intento más expedito para sabotear a la misión médica fue el parole del departamento de estado para galenos cubanos que valoraran desertar.

Ofende el condicionamiento de revalidar un título, cuando el orbe reconoce la maestría de los profesionales de la salud en esta isla.  Contrasta la humanidad de un médico cubano, cuando sabemos que  un facultativo brasileño somete a sus pacientes al rechazo de los  parias o intocables del antiguo Egipto, y no les mira a la cara.

Cuba, no es un secreto, paga a sus médicos en el exterior un % de lo que reciben por su trabajo, les conserva su puesto laboral y salario, y dedica el resto de los recursos al sostenimiento de un sistema de salud gratuito y universal para todos sus ciudadanos.  Los mismos ciudadanos que, desde los campos, las fábricas, los centros científicos, pagaron la carrera de medicina a los que hoy visten con orgullo sus batas blancas.

Y como si todo, de repente, adquiriera el sentido de la componenda, del plan del bandolero y sus secuaces, Bolsonaro Junior, senador de la república, anda de plácemes por los predios del amo, con la finalidad de congelar fondos y activos cubanos, en suma diabólica destinada a arreciar el bloqueo contra el pueblo que dio cobertura médica a 44 millones de sus compatriotas.

Podrán congelar lo que tanto necesitamos para combatir las secuelas del genocidio más largo de la historia, pero jamás congelarán nuestra dignidad, y nuestra capacidad para imponernos y vencer las dificultades.

Las razones de Cuba- dijo el ministro de salud- están claras: fue una decisión dolorosa, pero necesaria,  no buscada por nuestro país que  actúa “en defensa de la dignidad profesional y humana de nuestros colaboradores y de su seguridad”.

Entrañable es el recibimiento a hombres y mujeres que dejan una huella en los lugares más humildes de Brasil, donde se convirtieron en único consuelo para millones de pobres. Ellos regresan cargados de anécdotas, con la certeza del ejemplo que representan,  por su sensibilidad ante el dolor ajeno, su vocación al sacrificio y el empeño de hacer el bien.

 

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