Acciones del Ejército Libertador en Territorio Mantuano en apotyo a Maceo

Agosto de 1896 comenzó con una disminución de las lluvias, el ejército español reportaba un gran número de enfermos debido a fiebres ordinarias. Maceo golpeaba ora aquí, ora allá  en pequeñas operaciones – como los ataques al tren de la línea de la Habana a Artemisa y Pinar del Río, en Taco, y un tiroteo en San Cristóbal-  y después se refugiaba en las altas montañas de la cordillera de los Órganos, en espera de que una nueva expedición le aportara los pertrechos bélicos indispensables para desatar una arrolladora operación con las ya numerosas fuerzas de que disponía en Vueltabajo.

Para tratar de contenerlo, Weyler ordenó formar una columna al mando del coronel Fuentes y otra con las fuerzas del general de brigada Serrano Altamira y subordinó ambas al general de división Loño. Ambas fuerzas operaron al sur de la cordillera de los Órganos, entre los pueblos Artemisa y los Palacios, pero siempre prestas a acudir a la trocha Mariel a Majana si era atacada. El resto de las columnas españolas continuaron en sus demarcaciones; teniendo como objetivo proteger las zonas tabacaleras del occidente vuelltabajero que se reconstruían después de ser asolada por los mambises a fin de que no constituyeran a las arcas de Madrid, con las cuales se sostenía la guerra.

El retorno a territorio mantuano de las fuerzas bajo el mando del Titán de Bronce estuvo motivado por el anunciado arribo a Cabo Corrientes, península de Guanahacabibes, de una expedición con armas y pertrechos de guerra comandada por el general puertorriqueño Juan Rius Rivera.

Después de los combates librados en Bacunagua, Maceo se trasladó al campamento establecido en Puerta de la Muralla con la idea de hostilizar, tras breve descanso, las fuerzas españolas acantonadas en el pueblo de San Cristóbal; pero al llegar al campamento le entregaron una carta remitida a él desde Nueva York por el delegado del Partido Revolucionario Cubano, Tomás Estrada Palma, en el cual le comunicaba que el general Rius Rivera debía llegar a Cabo Corrientes con una  bien nutrida expedición después del 22 de agosto.

Los hombres del Titán estaban exhaustos luego de los ataques a un tren militar español y su escolta los días 16 y 18 de agosto, pero como solo faltaban tres días para la fecha indicada en la misiva de Estrada Palma y se encontraba muy lejos del lugar del desembarco, Maceo decidió cambiar los planes: ahora su objetivo número uno sería ir a Cabo Corrientes a fin de auxiliar a los expedicionarios y recibir el tan anhelado cargamento de armas y pertrechos con el que podía poner a la provincia de Pinar del Río  totalmente en pie de guerra, como era su deseo.

El día 25 partió desde Puerta de la Muralla en las montañas de bahía Honda con unos trescientos hombres al mando de Bermúdez, Sotomayor, Leyte Vidal y Núñez. Antes de partir, había remitido una orden a todas las unidades del Ejército Libertador esparcidas por el territorio pinareño de iniciar el hostigamiento ininterrumpido a las tropas españolas con el objetivo de que no pudieran concentrar fuertes contingentes contra la columna bajo su mando y facilitar así su inmediato encuentro con la expedición en el lugar de desembarco.

Para tratar de aislar a Maceo en Pinar del Río, el Capitán General Valeriano Weyler y Nicolau había ordenado construir la Trocha de Mariel a Majana, la de Viñales y la de Jaimiquí. De los 165 561 soldados enviados desde España a Cuba entre abril de 1895 y febrero de 1896 fueron destinados a la provincia de Pinar del Río 53 690 que junto a las guerrillas y voluntarios (fuerzas irregulares) constituían un contingente numerosísimo de 66 409 hombres sobre las armas. En la trocha exterior -de Mariel a Majana- que separaba las provincias de Pinar del Río y la Habana se concentraron 13 080 soldados apoyados por 130 piezas de artillería de montaña.

 Dando cumplimiento a la orden de Maceo, el 28 de agosto tropas mambisas tuvieron reñidos encuentros con las fuerzas del coronel Chancel en la línea divisoria entre las provincias de Pinar del Río y la Habana. En la noche del 30 de agosto, los libertadores volaron el puente sobre el río Bayate y la línea del ferrocarril en el kilómetro noventa del tramo Habana-Pinar del Río. El tren, que conducía un destacamento al mando del general Echangüe tuvo que detenerse y los soldados españoles debieron continuar a pie hasta Candelaria. Esa misma noche los destacamentos de retaguardia de la columna conducida por el general Maceo, a su paso por las proximidades de Viñales, tirotearon sus fuertes e incendiaron algunas casas cercanas al pueblo, mientras el alcantarillado No. 137 de la vía férrea entre Herradura y la estación de Santa Clara era volado, se atacaba la guarnición de Ovas y el pueblo de San Juan y Martínez era asaltado por destacamentos mambises que pudieron penetrar en el caserío y sostener escaramuzas con los soldados españoles.

El territorio mantuano que durante el mes de agosto venía siendo escenario de numerosas acciones combativas vio recrudecerse los encuentros entre españoles y cubanos –a decir de los numerosos partes militares de las fuerzas coloniales- derivados de la orden dada por Maceo.

Según reportó el corresponsal del Diario del Ejército, el día 30 de julio había salido una columna del batallón Wad Ras No. 50, al mando ya del coronel Rafael del Álamo, desde el Hato de Guane “… y se dirigió con buenos prácticos hacia la loma del  Ají y allí se les batió y quemaron casas en donde tenían calzado y otros artículos, siguió la columna la marcha, quemando bohíos escondidos por completo en el monte y sobre las 12 se dio vista al campamento de Santa Lucía y Guayabo que fue batido por todas las fuerzas, haciendo certeros disparos de la artillería, dando el resultado de una dispersión completa…”

Otros partes militares españoles dan cuenta de combates en territorio mantuano entre las fuerzas mambisas y colonialistas desde inicios del mes de agosto.

1ro de agosto 1896

El parte oficial dá cuenta de pequeños combates entre ellos uno sostenido por las fuerzas del Wad-Rás al mando del coronel don Rafael Alamo con la partida del cabecilla Llorente á la que causaron grandes bajas.

Agosto 2 1896

Aseguran fue muerto titulado coronel Bello.

 Coronel Alamo, en Mantua, sostuvo combate durante cuatro horas, causando al enemigo numerosas bajas; nosotros dos muertos y un herido. Capitán de Vad Ras Vicente Alonso, herido.

Dos presentados._ Weyler.

TELEGRAMA OFICIAL.

 Habana 11 agosto 1896

Coronel Alamo en monte Guelo (1) (Pinar), batió partidas reunidas en Gallo y Varona, haciendo ocho muertos. Nosotros un muerto, ocho heridos.

Dos presentados. Habana. __ Weyler.

Este combate había tenido lugar el día 10.

El batallón No. 50 Wad Ras, había fortificado Mantua y sostuvo varios encuentros en las afueras del pueblo con los libertadores que trataron de destruir los fortines. Un  parte español fechado en Mantua el 26 de agosto de 1896 apunta:

Agosto 26 de 1896

MANTUA

 El día 20 el coronel Sr. Álamo, que con su columna salió de los Arroyos á las 5 de la mañana, conduciendo materiales para las fortificaciones de Mantua, encontró al enemigo posesionado de las <<minas>>(2), el que fue atacado vigorosamente por las compañías del batallón Wad Ras mandadas por el teniente coronel Marqués de Mendigorría desalojándolo de sus posiciones sin disparar un solo tiro.

 El enemigo pasó por Mantua, y en su persecución las citadas compañías que con su teniente coronel á la cabeza, tomaron la loma que dominaban, con violento ataque á la bayoneta, rompiendo el fuego hasta apagar el nutrido del enemigo que se dispersó.

Con el resto de la columna, el coronel Sr Álamo se posesionó de las Minas, no pudiendo precisar el número de heridos que tuvieron los rebeldes, por haberles retirado con prontitud; creyendo que entre estos hubiera algún cabecilla a juzgar por la insistencia que tenían en retirar uno que se vió caer.

El coronel Sr. Álamo hace especial mención de la bizarría é inteligencia desplegada por el teniente coronel Marqués de Mendigorría, al dirigir la toma de posiciones del enemigo así como la del distinguido comportamiento de la 5ta compañía de Wad ras, y particularmente de su capitán D. Vicente Alonso y teniente D. Juan López.

La columna tuvo un soldado muerto y un herido grave del brillante batallón expresado.

En horas de la noche del día 22 fue atacado el campamento del coronel Álamo por una partida rebelde, que fue ahuyentada con algunas descargas.

Practicado un reconocimiento el día 23 y repasado el río de Mantua, la columna destruyó existencias encontradas y salvó los armamentos y objetos de valor pertenecientes á la iglesia que fue de aquel poblado.

 El enemigo huyó completamente desmoralizado, como resultado de la persecución constante de aquellas columnas, las que se habían propuesto evitar que impidiesen la construcción de un fuerte que fué terminado rápidamente.

Según confidencias, en el combate del día 20 fue muerto el cabecilla “Labastida”, como consecuencia de todos, verificándose varias presentaciones, entre ellas la del cabecilla Lazo, en  Los Arroyos, lo cual prueba el desaliento de los insurrectos en aquella zona.

En relación a este comunicado, debe aclararse, que ni el teniente Labastida murió en este combate ni Lazo se entregó a las fuerzas del Wad Ras en el puerto mantuano de Los Arroyos. En tanto, los combates continuaron en el territorio, incluido el pueblo cabecera del municipio que estaba siendo fortificado nuevamente por los españoles, como expresa este  despacho militar:

LA DEFENSA DE MANTUA

 Anayas 27 de Agosto de 1896

Sr. Director del DIARIO DEL EJÉRCITO

En estos días se han conseguido en este territorio un buen resultado sobre el enemigo. Sabido es por todos, que las hordas insurrectas quemaron cuantos pueblos importantes existían en esta rica zona tabacalera, así quedaron reducidos a cenizas Guanes,  Juan  Gómez, Los Remates, Cortés, etc. y entre otras Mantua población de más de 8,000 habitantes. Secundando el Gobierno los deseos de los tabaqueros, vegueros y de la compañía  iniciada por la Cámara de Comercio, para que se pudiera realizar la siembra de esa planta, que tanta riqueza dá á la Isla; se han hecho fuertes en toda la zona de Remates, La Grifa y Cortés. Después de los brillantes hechos de armas realizados allí en Julio último, por la Brigada que operaba con tanto acierto, la insurrección se puede dar por terminada en aquella zona, quedando tan solo un centenar capitaneado por Manuel Lazo en las extremidades del cabo de san Antonio, más como al expulsarlas de allí, pasaban á Hato Guane y Mantua, se acordó colocar un fuerte en la Loma del pañuelo y la insurrección desapareció de Hato Guane; faltaba expulsarlas de Mantua y su valle en donde hace pocos días estaban reunidos de 3 á 4 mil hombres de diferentes partidas y para conseguir esa expulsión se acordó fortificar á Mantua y que teniendo una guarnición, pudiera el pueblo volver á su trabajo, difícil era el quitarles ese pedazo de terreno, pero sabido es, que cuanto quiere el Ejército lo consigue.

Reuniendo en este pueblo peones, carpinteros, jornaleros y demás útiles, salió el día 19 una columna  formada por el Batallón de Wadras, fuerte de 500 hombres, 30 caballos del escuadrón de las Martinas y una sección de Artillería, bajo el mando del señor coronel de infantería don Rafael del Álamo, con rumbo á Mantua. Se llegó al medio día y  al divisar la columna la fuerza insurrecta que estaba en el pueblo  rompe el fuego, mas enseguida se lanzan en pos de ella, la caballería y dos compañías al mando del Excmo. Sr. Marqués de Mendigorría, 1er. jefe del batallón, y se les hace pasar el río, pasan también los nuestros se entablan una acción en la orilla izquierda del río y en las lomas que dominan á Mantua pero puestas en batería las dos piezas de montaña, les hizo dos disparos, que dio origen  que se retirara el enemigo; en este día se le hicieran varios muertos y heridos entre ellos, primero el Teniente Labastida. Bajo una lluvia torrencial, regresaron las dos compañías á Mantua y antes de la crecida del río, se pernoctó al aire libre y al siguiente día se empezó á reconcentrar elementos para hacer el fuerte; estando en esta operación, rompieron el fuego nuevamente y la infantería y la artillería estuvo todo el día en … (ilegible).

Por segunda vez el valeroso teniente mantuano Manuel Labastida, aparecía como muerto en combate en un parte de guerra español.

Mientras tanto Maceo y sus huestes, que el 25 de agosto habían acampado en las Faldas del Toro y permanecieron allí todo un día para descansar, partieron el 27 hasta Galalón y el 28, en una jornada, llegaron a Jagua Vieja. A la una de la madrugada del 29, Maceo y su tropa tomaron el camino de Viñales, atravesando los Cayos de San Felipe, Isabel María y Peña Blanca para el 30 acampar en Pan de Azúcar. De allí, la columna se trasladó a marcha forzada a los Altos de Francisco, pasando por los Jobos donde  hizo noche. Al siguiente día, penetró en territorio mantuano encaminándose a Tumbas de Estorino, lugar muy apreciado por Maceo para establecer su base de operaciones en el municipio Mantua.

El general Pedro Díaz Molina se mantuvo todo el tiempo muy activo en el municipio Mantua y otras demarcaciones del norte de la provincia Pinar del río durante todo el mes de agosto.

El 1ro de agosto, Díaz Molina escribió en su diario de operaciones:

“En marcha con mi Escolta y la fuerza del Comandante Venegas que se incorporó.

“En Cruces se  me incorporaron el Coronel Lorente y el Tte. Coronel Varona, acampado en ‘El Guayabo’.-Mantua” (3).

El día 2, plasmó:

“En marcha con mi Escolta, a ‘San Francisco’ donde acampé. Las fuerzas se separaron bajo instrucciones para la estracción del parque” (4).

 Y el 3 de agosto:

 “En marcha y acampé en ‘Cruces’ donde se incorporó el Coronel Llorente con la Brigada que manda en comisión conduciendo el parque” (5).

El día 4, plasmó:

“En marcha con el convoy, acampado en ‘Mantua’. Se unió ese día a este C. G. el Brigr. Bermúdez  con su Escolta y parte de su Brigada. Igualmente se incorporó el Tte. Coronel Camacho con las fuerzas de infantería acampadas en la ‘Manaja’.-” (6).

El 5 de agosto Díaz Molina permaneció acampado en Mantua donde nutrió de armas y municiones a otras tropas que operaban en la región, sobre el particular, anotó en su diario:

 “… En este día entregué al Brigadier Bermudez para su conducción al Cuartel del Lugarteniente Gral 26,200tiros fino calibre, 5000, de Mausers, cal. 7.65, 2015 cal. 44, dos cajas de dinamita, ocho cajas de fulminantes, dos sacos con mechas para los mismos y alambre para la maquina electrica y la maquina electrica. Se le auxilió con parte de la fuerza. Por la tarde marché acampando en ‘Montezuelo’. Mantua.

 “El Tte. Coronel Camacho salió con parte de la fuerza para ‘La Manaja’ conduciendo 28, 556 tiros, aguardando allí ordenes de este C. G.

“Agto. 6. En marcha y acampé en Cruces

“7.- En marcha y acampé en ‘La Veguita’, hacienda San Francisco.

“8.- En marcha para ‘Las Cruces’ donde quedó la fuerza y allí se unieron las de la Brigada Occidental que hicieron la segunda estracción del depósito. Acampé en ese lugar” (7).

Todo este tiempo, las tropas mambisas campearon por su respeto, incluso manteniendo oculto un gran depósito de armas y pertrechos de guerra en la antigua hacienda Cruces de Ávalos, sin que las fuerzas coloniales estacionadas en los Arroyos y Dimas  pudieran de impedírselo.

El 9 de agosto, la situación cambió. Ese día, el valiente jefe cubano plasmó en su diario de operaciones:

“En marcha con el parque. Como a las ocho de la mañana al cruzar por ‘Montezuelo’ sostuvimos combate con una columna enemiga que se dirigía por Mantua a los Arroyos, durando este dos horas y media; y como la columna desviando el camino se dirigió precipitadamente para los Arroyos por La Isabel, mandé tirotearla hasta dicho pueblo; continuando la marcha. Tuvimos ocho heridos casi todos leves. –

“Acampé en El Llano’. -Mantua.-” (8).

El 10 de agosto, el general Pedro Díaz emprendió la marcha hacia el municipio Baja, colindante con Mantua conduciendo el convoy de armas y municiones para el Cuartel General de Maceo, instalado en lomas de Tapia. Según anotó en su diario, hizo un alto para acampar en la Manaja, donde se le unió el teniente coronel Camacho con las tropas bajo su mando. El día 11 de agosto, bien temprano inició la marcha que lo conduciría nuevamente fuera de las fronteras del municipio mantuano. Sobre el particular,  el jefe mambí anotó en su diario:

 “En marcha con toda la fuerza que la componían: las que venían de la Brigada Norte y 200 hombres de la Brigada Occidental; conduciendo  55,487 tiros de ellos 53,285 de fino calibre 2,702 de mauser y 500 cal. 44. Además 26 fusiles mausser, 7 machetes, 2 cajas de dinamita, cuatro cajas fulminantes y dos paquetes alambre conectado.

 “Acampé en el ‘Yayal’ ”(9).

Al día siguiente, reanudó la marcha y pernoctó en Juan Manuel, vecino municipio de Baja.

Las fuerzas españolas que operaban en territorio mantuano, también se mostraron activas ante tanta hostilidad de los patriotas cubanos aquel verano de 1896, como demuestran sus partes militares, recogidos por Weyler en su citada obra:

 “Día 15. Desde Dimas salieron cuarenta y cinco guerrilleros locales, al mando de dos segundos tenientes, encontrando en Santa Ana una partida de cincuenta insurrectos, mandados por Cosme, que quedó muerto con seis más” (10).

 “Día 16 La columna de Telégrafos, mandada por Chacel, sorprendió en Francisco, sitio de Encinal, el campamento de una pequeña partida, que ésta abandonó después de una ligera resistencia, dejando cuatro muertos y dos tercerolas; la columna, sin novedad” (11).

 “Día 20 El día doce del actual, el primer teniente de la compañía de Voluntarios de Dimas D. Emeterio Santovenia, al tener noticia de que en las inmediaciones se hallaba acampada una partida insurrecta, que mantenía prisioneros á tres paisanos, de los que habitan fuera del poblado, salió, por orden del Comandante de armas del expresado punto, con diez individuos de Infantería de Marina, quince voluntarios y doce guerrilleros, mas dos oficiales pertenecientes á estas últimas fuerzas, en persecución de la partida; conocido por una confidencia el punto donde ésta se encontraba, fue avistado el enemigo, que ocupaba posiciones, de las cuales fue desalojado después de una hora de combate, rescatando los prisioneros. Bajo la protección de la columna del comandante Dols, se ha procedido á la reconcentración de familias y construcción de un poblado junto á las ruinas del ingenio Santa Lucía; para la guarnición se han construido diez espaciosos barracones, una casa-enfermería, otra para oficiales, y además cocinas, letrinas y grandes depósitos de agua; para las familias reconcentradas, doscientos veintiséis bohíos, que forman cuatro calles, en las cuales se albergan ya mil trescientos habitantes empadronados; para la defensa del poblado se han construido también cuatro fuertes, que ocupan excelentes posiciones y reúnen buenas condiciones de resistencia, pudiendo contener víveres y agua para largo tiempo, en el caso de un ataque. La construcción nó ha costado nada al Estado, por haberse aprovechado material y herramientas recogidas en distintos puntos. Quedan guarneciendo los fuertes cuarenta hombres de la columna Dols y sesenta voluntarios de la sección de Bajá al mando de un oficial del Ejército. Se han cogido al enemigo veintitrés carretas, noventa y cinco yuntas de bueyes y más de quinientas reses, que se encontraban en los potreros” (12).

Pedro Díaz regresó con sus fuerzas a Mantua, desde Viñales, pasando por Peña Blanca, municipio Baja el 24 de agosto de 1896. Al cruzar el camino de Viñales, en dirección a territorio mantuano,  a la vista del fuerte La Vigía, los españoles le hicieron un nutrido fuego sin causarle bajas. Después de un merecido descanso en Peña Blanca, partió en la mañana del 25 de agosto hacia el río Macurije, frontera entre los municipios Baja y Mantua, donde se detuvo a pasar la noche, para marchar el 26, bien temprano hacia el campamento mambí Tumbas de Estorino; de allí partió el día siguiente hacia Montezuelo,  y se estacionó más de ocho horas, para partir hacia las Cruces el día 28. En ese lugar estableció campamento y el 30 marchó hacia San  Francisco, dejando el grueso de las tropas en las Cruces. De San Francisco, regresó a las Cruces, en donde recibió el día 31 al auxiliar Isidro F. Bonda.

 Weyler recoge en su obra Mi Mando en Cuba el parte telegráfico remitido desde Mantua refiriéndose al ataque mambí al pueblo el 26 de agosto de 1896:

 “Anoche fue hostilizado el campamento de Mantua por el enemigo, que huyó á las primeras descargas. Según confidencias, en el combate que se verificó el día veinte, fue muerto el cabecilla La Bastida.” (13).

Manuel Labastida, en realidad, terminó la guerra con grados de comandante del Ejército Libertador.

 NOTAS.

  • Se refiere al caserío mantuano de Montezuelo.
  • Se refiere a las minas de cobre Unión, Complemento y Adición, enclavadas en la finca la Vigía cerca del pueblo Los Arroyos.
  • Diario  de Operaciones  del Mayor General Pedro  Díaz Molina.  Transcripción, revisión y prólogo por Hirán Dupotey-Fideaux,  68. (Inédito).
  • cit., p. 69.
  • , pp. 69-70.
  • p. 70.
  • Weyler Mi Mando en Cuba. (10 de Febrero de 1896 á 31 de Octubre de 1897). Historia Militar y Política de la Última Guerra Separatista Durante Dicho Mando. Felipe González Rojas Editor. Imprenta, Litografía y casa Editorial de Felipe González Rojas. Madrid 1910. Tomo II, p. 194.
  •  , p. 196
  • P.200.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.