Son rumores, son rumores

Cambiar la mentalidad es un proceso complejo y en ocasiones va en contra de nuestra naturaleza como seres humanos: curiosos, indagadores, polémicos. Por eso hoy quiero comentarles sobre los rumores, esas bolas y diretes que crean ansiedad social y minan la confianza en las personas y las instituciones.

Es justo reconocer que todos contribuimos a difundirlos aunque, en ocasiones, nosepamos de donde vienen y tengamos incapacidad manifiesta para percatarnos de su naturaleza peligrosa.

Tales “cuchicheos” constituyen un factor destructivo de la individualidad y el colectivismo, pues su tendencia a la distorsión alcanza proporciones inmensas y consecuencias impensadas. Entre ellas riñas, arbitrariedades y  disgustos insolubles bajo el manto de la desconfianza.

Y es que los rumores, suelen originarse por desinformación o por perfidia, y cuando empiezan a circular, es muy difícil pararlos.  Se extienden con mucha rapidez y la confusión. Crean beneficia a unos y perjudica a otros, que ni siquiera saben lo que de ellos se murmura.

Son rumores, son rumores

¿Cuántas personas han visto comprometidas su integridad moral, su credibilidad y sus capacidades por causa de un rumor? En un centro de trabajo, un rumor, un chisme,  genera paradas y bajos rendimientos. La actividad principal sede espacio al “cuchicheo” y la calidad y cantidad de una producción, merman. También hace acto de presencia la desconfianza entre los compañeros y se mira de reojo a la persona estigmatizada. 

rumores

En mi opinión y aunque algunos me critiquen, la mejor forma de detener un rumor, infundado o no,  es brindar la más objetiva versión de los hechos. De este modo, se elimina la posibilidad de añadir desinformación o injurias a las que ya se han vertido.   

La persona sobre la que circula el rumor, aunque resulte contrario a nuestros códigos tradicionales, debe ser la encargada de ofrecer la información completa, cueste lo que cueste,  guste o no guste.

Fuera el chisme, póngase vertical

Cuando alguien venga a usted, para crear rumores o pedirle información sobre terceros, no se lo permita, póngase vertical y no deje que la intriga se convierta en parte de su vida, porque, usted desconoce las intenciones del rumoroso, quien por lo general permanece en la sombra.

Y cuando le surja una duda, pregunte a la persona indicada, no cree ruidos y expectativas. Piense en lo mal que hará sentir a los demás, y que, definitivamente, tener valor no es solamente enfrentarse a un león en una cueva; es también levantar la frente y aclarar lo que nos preocupa sin necesidad de involucrar a terceros ni crear rumores.

Recuerde que el chisme, o mejor dicho, los rumores, mueren cuando llegan a oídos de personas inteligentes.

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