Antonio Pozo Barrios, Biografía de Guerra

Antonio Pozo Barrios, prestaba su concurso a las armas libertadoras más bien en otros territorios pero no lejos de su tierra natal. Hijo de Antonio y Anselma, había nacido el 16 de noviembre  de   1869 en Mantua. Ingresó en las filas del Ejército Libertador el 27 de enero de 1896 y fue alistado en el 1er. Batallón de la 19na. Brigada, Segunda División del 6to. Cuerpo, por lo que su área de operaciones pasó a ser fundamentalmente la zona conocida entonces como Los Remates de Guane. Por su intrepidez en las acciones combativas, Antonio Pozo Barrios alcanzó el grado de teniente el 1ro de junio de 1896, pero los combates más importantes donde participó, ya como líder en las operaciones, tuvieron lugar a partir del siguiente año.

El 26 de febrero de 1897, el teniente Pozo atacó los fuertes Cuevas de las Vacas y Benitez; el 6 de marzo,  dirigió una operación contra las guerrillas de las Martinas y Palmarito y  el 15  de ese mes tiroteó al enemigo en la Loma de Cortina.

    Los días 1ro. y 3 de marzo de 1897 el teniente Antonio Pozo Barrios atacó los fuertes  de las Cuevas, las vacas y Benítez en la península de Guanahacabibes y el día 6 combatió contra la guerrilla de las Martinas y Palmarito, pueblos  situados en la península de Guanahacabibes.

     El  domingo 10 de marzo,  cumpliendo órdenes de Francisco Leyte Vidal, Pozo salió del campamento de Vicente con  la misión  de buscar provisiones -viandas-, al amanecer del día 11 regresó con abundantes y diversas viandas rindiéndole el parte  a su superior sobre la operación: para lograr su objetivo tuvo que cruzar la trocha militar de Jaimiquí en dos oportunidades -a la ida y al regreso- y los españoles lo recibieron en ambas oportunidades con un nutrido fuego de fusilería haciéndole 4 muertos y 7 heridos leves que fueron atendidos a la llegada al campamento por el doctor Ruiz. El 18 combatió con una fuerza enemiga en el Burén.

     En abril, ya Antonio Pozo Barrios había alcanzado el grado de capitán gracias a sus méritos en las acciones militares; el día 26 tuvo un encuentro con una nutrida columna enemiga en Cueva de Alfarero, Península de Guanahacabibes; durante el combate recibió una herida de bala de la que se recuperó con prontitud pues el 29 del propio mes sostuvo un combate de dos horas con el enemigo en el Retiro, teniendo que lamentar en sus filas  dos heridos. El 30 de abril, libró un combate nuevamente en el mismo lugar y con las mismas fuerzas enemigas, en esta ocasión, la tropa que comandaba Pozo sufrió cuatro bajas.

     El 1ro. de mayo, el capitán Pozo libró un nuevo combate en el Retiro, Remates de Guane; la acción se extendió hasta el Bagá.

     Durante dos días, el 19 y el 20 de junio, el capitán Antonio Pozo  entabló combates en la  Furnia de la Grifa durante 5 horas y  en la mañana del 22 se enfrentó con una tropa enemiga en el Hoyo del Medio en la que resultaron heridos dos soldados mambises.

     El 19 de julio volvió Pozo a cargar contra los españoles, esta vez en Hoyo Platanal. El combate duró cinco horas y Pozo tuvo que lamentar dos heridos. Después estableció su campamento en un lugar llamado Ortega.

     Un parte español se refiere presumiblemente a este combate de la siguiente manera:

     “Día 21. Fuerzas de Cantabria batieron y dispersaron en Hoyo Colorado la partida de Pozo, causándole dos muertos y apoderándose de un fusil, un machete y municiones. La columna tuvo un contuso (1)”.

     El 3 de agosto de 1897, el teniente coronel Policarpo Fajardo en marcha hacia Palmarito, decidió atacar los fuertes enemigos enclavados en la zona, por lo que impartió órdenes a los capitanes Pozo y Puerto para que ejecutaran la operación. Ambos oficiales iniciaron el ataque que duró 4 horas; después de incendiar dos fuertes, tomaron como trofeo de guerra, ganado porcino y  vacuno, ropas y víveres. Satisfecho con la operación, Fajardo dio la orden de retirarse hacia el campamento de Ortega. Las fuerzas mambisas tuvieron solamente cuatro heridos.

     De esta operación de las tropas mambisas Weyler no refleja nada en sus memorias, sin embargo, continuó con su tendencia de enumerar los insurrectos que se acogían al bando de pacificación, como puede verse:

     “Día 6. Presentados: en Dimas seis(2)”.

     También de enumerar las temerarias acciones de las tropas españolas:

     “Día 11. Fuerzas locales  Mantua, en reconocimientos practicados por Montezuelo, hicieron dos muertos(3)”.

     Día 18. Presentados: uno en Mantua, sin armas(4)”

 

     Un suceso inesperado vino a cambiar el statu quo político imperante en Madrid; el 8 de agosto de 1897 fue asesinado en el balneario  de Santa Águeda, municipio guipuzcoano de Mondragón, el jefe del gobierno conservador  español Antonio Cánovas del Castillo, por el anarquista italiano Michele Angiolillo que había logrado acreditarse en el país ibérico como corresponsal del periódico Il Popolo, según declaró en el momento mismo de su detención. Su motivación para cometer el magnicidio fue vengar la muerte de los anarquistas detenidos en Barcelona después del atentado el  7 de junio de 1896, cuando alrededor de las 9 de la noche, fue lanzado un artefacto explosivo en el momento en que la procesión del Corpus de la Iglesia de santa María atravesaba la confluencia de las calles de los Cambios nuevos y Arenas del Cambio. A partir de entonces, el general Azcárraga, del propio partido conservador,   ocupó el poder, pero en el horizonte político de España se vislumbraba que el partido liberal con Práxedes Mateo Sagasta a la cabeza, asumiría el gobierno, lo cual vaticinaba un cambio  trascendental  en relación a la política de guerra hacia Cuba.

     A estos acontecimientos, debe sumársele el nuevo derrotero seguido por la guerra en la porción oriental de la isla, donde el general Calixto García Íñiguez, haciendo gala de su extraordinaria dote militar, asaltó y tomó la estratégica ciudad de Victoria de las Tunas, entre los días 28 y 30 de agosto de 1897, produciendo innumerables bajas a sus defensores. Este contundente golpe deshizo los planes de Weyler de iniciar operaciones combativas a gran escala en el oriente cubano, lo cual empañó su imagen ante el nuevo gobierno de Madrid.

      En tanto, en la región más occidental de la isla, una audaz operación se realizó el 5 de septiembre comandada por los capitanes Pozo y Martínez. Ambas fuerzas, combinadas, atacaron por sorpresa el fuerte La Majagua y lograron tomarlo. Los españoles tuvieron cincuenta bajas, mientras que las tropas cubanas extrajeron del fuerte catorce bueyes, nueve caballos, cuarenta cerdos, víveres, ropas y otros tantos efectos.

     Weyler no reporta esta acción en sus memorias, sin embargo resalta el hecho de dos presentados en Mantua el día 8 del mismo mes(5).

     Un parte español fechado el día 18 atestigua que la noche del 18 de septiembre de 1897, los libertadores tirotearon el fuerte número tres de Dimas, ocasionando la muerte de un voluntario (6).

     Después  de dimitir el general Azcárraga Práxedes Mariano Mateo Sagasta y Escolar asumió el poder el 4 de octubre de 1897 y  decidió relevar del mando como Capitán General de la Isla de Cuba, al  general Valeriano Weyler. Conocida la decisión, el Marqués de Tenerife consideró que a partir de entonces su mando era ya interino y se limitó a terminar las operaciones militares en desarrollo suspendiendo todos los movimientos de tropas relacionados con su plan para iniciar la próxima campaña de invierno. Weyler, de hecho incumplía su promesa de finalizar la guerra en Cuba en un plazo de dos años a partir de la toma de posesión de su cargo como capitán general de la isla, según declarara públicamente al conocer su designación en febrero de 1895.

     Las operaciones militares del ejército colonial disminuyeron drásticamente a partir de entonces; sin embargo, los patriotas cubanos decidieron continuar luchando hasta alcanzar la plena independencia de su patria. A tal efecto,  el 16 de octubre los tenientes coroneles  Fajardo y Urquiola reagruparon sus fuerzas en la cueva de la Majagua para continuar la lucha.

     El 1ro de noviembre de 1897, se elevó al cargo de jefe del Estado Mayor del Ejército de Operaciones en Cuba al teniente general Luis M. Pando. En la orden firmada ese mismo día, “… se estableció que la División de Pinar del Río tendría por límites los correspondientes a la provincia, y que las fuerzas de la Brigada Este entrarían a formar parte de la División (7)”.  

     Según un despacho telegráfico español:

    “El 1ro  al amanecer el batallón de Aragón salió de Pinar del Río a racionar el fuerte de loma del Toro, en la marcha sostuvo un encuentro con el enemigo. En Montezuelo el enemigo se había fortificado, le atacaron dos compañías y se retiró (8)”.

     Siendo esta la única acción militar transcurrida a lo largo de este mes en territorio mantuano.

     El general Ramón Blanco Erenas, Marqués de Peña Plata, asumió el cargo de capitán general de la isla de Cuba y jefe del ejército colonial en diciembre de 1897. Durante ese último mes del año, se desarrollaron en Pinar del Río treinta acciones combativas, no poseemos referencias de que alguna de ellas haya transcurrido en territorio mantuano.

 

 

 

NOTAS

 

  • Valeriano Weyler. Mi Mando en Cuba. Tomo IV, p. 548.
  • cit. Tomo V, p.45.
  • , p. 46.
  • , p. 48.
  • Weyler Valeriano. Mi mando en Cuba. Tomo V, p. 159.
  • , p. 161.
  • Revista Decenal del Avisador Comercial. Ecos de Cuba. La Habana, 10 de noviembre 1897, página 3, columna 1.
  • Revista Decenal del Avisador Comercial. Ecos de Cuba. La Habana, 10 de noviembre 1897, página 3, columna 1.

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