Celebrando los 150 Años del Estallido de la Revolución Cubana de 1868

El Estallido de la Revolución Cubana, Nuevos Estudios.

A mediados de 1868, el vicecónsul de los Estados Unidos de América en Cuba Henry R. de la Reintrie, advirtió al Secretario de Estado William H. Seward sobre inminentes disturbios políticos en la Habana como fruto del descontento causado entre los cubanos por las asfixiantes medidas impuestas por la metrópoli en 1867.

     Otra señal sobre el estado de tensión existente en la isla provino de las autoridades coloniales cuando el 24 de agosto el capitán general Francisco Lersundi emitió un decreto mediante el cual se obligaba a los cubanos que arribaban a su tierra natal procedentes de la Unión Americana a presentar ante los funcionarios aduanales documentación visada por los cónsules españoles en ese país, previa garantía de sus homólogos estadounidenses de que no se trataba de conspiradores. Esta medida tenía como fin, según le informó de la Reintrie a Seward a finales del mismo mes, evitar que exiliados cubanos vinieran a la isla a introducir propaganda separatista o urdir un complot para derrocar al régimen impuesto por España en Cuba. La nueva regulación incluía también a los ciudadanos estadounidenses que quisieran trasladarse a la isla por cualquier motivo.

     El periódico The New York Times se hizo eco de la medida dos meses después de ser promulgada por la máxima autoridad colonial en la isla:

CUBA

 

 Se requieren Pasaportes expedidos por los cónsules de España para visitantes que sean ciudadanos de los Estados Unidos.

 

WASHINGTON. Domingo 11 de octubre

 

La circular adjunta ha sido emitida por nuestro Vicecónsul general en La Habana, una copia de la cual acaba de ser recibida aquí:

 

CONSULADO GENERAL DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA, LA

HABANA, 12 de septiembre de 1868.

     Se comunica a todos los ciudadanos de los Estados Unidos, que quieren visitar la Isla de Cuba, que, de conformidad con un decreto reciente del Capitán General y su Gobernador Civil Superior, el Pasaporte debe ser debidamente   aprobado por los cónsules de España, invariablemente serán obligados por ellos antes de que se les permita tomar tierra, y en su defecto, los capitanes de los buques que llegan serán obligados a llevarlos de vuelta a los puertos de donde vienen.

     Asimismo, se da aviso de que ningún pasaporte distinto del Estado de Washington, ni de los ministros o cónsules de los Estados Unidos, se considerará válido por ley en este Consulado.

     Los cónsules de los Estados Unidos  en otros puertos de esta isla cumplirán con las instrucciones anteriores.

 

  1. R. DE LA REINTRIE,

Vice-Cónsul General.

LA HABANA, sábado 10 de octubre (1).

 

Como antaño, el gobierno colonial de la Habana creyó que todas las organizaciones separatistas cubanas continuaban aferradas al concepto “revolución desde el exterior”, al estilo de la época de Narciso López, ignorando el proceso de concientización de la burguesía criolla acerca de lograr la independencia a partir de un movimiento popular gestado a todo lo largo y ancho de la isla, por supuesto, con ayuda de los exiliados cubanos en la Unión Americana.

      Desde el 6 de octubre se conocían en la Habana –aunque extraoficialmente- los acontecimientos relacionados con la caída de la monarquía española en septiembre y el establecimiento de un gobierno provisional de corte republicano en la península. La noticia filtrada a través  de la misma casta gobernante y la prensa de los Estados Unidos traída a la isla, causó agitación entre la clase alta y media criolla y los movimientos separatistas en la isla, expectantes a las eventuales declaraciones que, respecto a Cuba, debían emitirse desde Madrid. Pero en la mañana del sábado 10 de octubre, quienes tuvieron la oportunidad de adquirir la Gaceta de la Habana, leyeron en primera plana:

     “Parte oficial. A las 9 de la mañana  recibirá Corte en el Palacio de Gobierno con motivo de ser el 10 del actual el cumpleaños de la Reina (2)”.

     Así debió leer el vicecónsul de la Reintrie la invitación oficial para  asistir a la recepción en honor a la destronada Isabel II.

     Con la posición asumida el 10 de octubre de 1868, Lersundi puso al desnudo su filiación política y su actitud ante las aspiraciones de los cubanos, aun cuando no sabía que en el extremo oriental de la isla un grupo de hombres habían jurado ante la enseña patria, confeccionada por una sencilla y joven mujer, luchar con denuedo para obtener la independencia total de la metrópoli.

     Aquel escueto anuncio caldeó aún más el de por sí ya ardiente clima político reinante en la Habana, a tal punto, que el vicecónsul de la Reintrie, escribió al Secretario de Estado Seward: “… el más ligero estímulo de nuestro Gobierno al pueblo de Cuba en esta coyuntura, sería, en mi opinión, romper para siempre su conexión con España (3)…”.

      La capital, no obstante, se mantuvo tranquila durante todo aquel día; The New York Times del 12 de octubre añadía según su corresponsal en la Habana:

     “No obstante, el pueblo aquí ha sido informado del progreso de los acontecimientos en España, no ha habido manifestaciones políticas. No hay agitación aparente, y la ciudad y la isla están tranquilas (4)”.

Pero se equivocaba, en la porción sur del Departamento Oriental un acontecimiento trascendental había ocurrido dos días atrás e iba a cambiar el estado de cosas en la isla durante mucho tiempo.

     En la mañana del 10 de octubre de 1868, Carlos Manuel de Céspedes proclamó la independencia de Cuba en su ingenio La Demajagua enclavado muy cerca del mar, en una pequeña elevación al borde del camino que unía Manzanillo  y Campechuela, entre los ríos Buey y Gua, cuartón de Punta de Piedra, en el Partido de Yaribacoa.

     “Ciudadanos __dijo__, ese sol que veis alzarse por la cumbre del Turquino, viene a alumbrar el primer día de la libertad e independencia de Cuba (5)”.

 

NOTAS

 

  • New York Times, Monday,  October  12, 1868, p. 1.
  • Gaceta de la Habana. Periódico Oficial del Gobierno. Núm. 235 sábado 10 de octubre de 1868.
  • State Department Archives. Havana. Consular Depatches. Vol. 51, de la Reintrie-Seward, October 10 1868.
  •  
  • Zayas Alfredo. Un capítulo de la Historia General de Cuba (1867-1868).

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.