El carbón ahora mismo es mi vida, confesó el guajiro

“Ahora mismo esta es mi vida, mi mujer, mis hijas y hasta los perros de la casa vienen a ayudarme con el horno. Eso es lo que nos da un dinerito pa´ pasar. Y yo con eso me siento feliz”. Esas fueron las palabras de Pedro Rojas, un campesino mantuano que vive meramente de lo que la tierra y el trabajo duro le pueden ofrecer.

Bastan alrededor de quince días para que un horno de carbón –en dependencia de su tamaño- logre quemar por completo el marabú y se obtenga como producto final el combustible natural.

Destinado a la generación de electricidad, producción de acero, fabricación de cemento y otras aplicaciones, el carbón vegetal constituye uno de los combustibles más demandados a nivel mundial. En Mantua se dedican a esta actividad empresas estatales y el sector privado.

Tres Canas -en el Consejo Popular Macurijes- y la comunidad de Lázaro poseen dos de los tantos Centros de Acopio, Beneficio y Contenerización del carbón vegetal  en Mantua.

Trabajadores por cuenta propia, asociados con empresas estatales, seleccionan y envasan el carbón de alta calidad, apto para la exportación y otras labores de la economía nacional.

“En el centro el objeto principal es el acopio y beneficio como materia prima. La máquina se encarga de separar el carbón en dependencia a la calidad requerida ajustada a los estándares internacionales”, así declaró Oniesky Camejo, trabajador por cuenta propia dedicado a la producción y acopio de carbón en Mantua.

Asimismo, comenta que en este momento se procesan dos tipos de material, uno destinado a la comercialización en el mercado extranjero y la otra línea se comercializa como materia prima de nuestro país, beneficiado nuevamente en el exterior para su posterior comercio en el mercado minorista internacional.

Más de 200 trabajadores asociados con una maquinaria superior a las 52 motosierras, el Centro de Acopio, Beneficio y Contenerización de Tres Canas obtiene un promedio de 120 toneladas de carbón mensual.

Este preciado combustible es un producto milenario que contribuyó en el mundo antiguo al desarrollo de la metalurgia.

Hoy encuentra aplicaciones en la industria química, el turismo, la calefacción en países fríos y la cocción de alimentos. 

Su importancia económica en la actualidad y la existencia de materia prima para su fabricación lo convierten en un producto estratégico, entre los renglones exportables del país.

Sin ahondar demasiado en las disímiles aplicaciones del carbón, Pedro y su familia continúan laborando cada mañana con el fin de obtener uno de los combustibles más demandados a nivel mundial, pues “aunque parezcan una pila de palos quemados, por ahí se venden bien”.

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