Es el segundo día de la vacuna Abdala, para los adultos mayores de 60 años en Mantua.
“Estoy muy feliz y muy agradecido a la Revolución por esta oportunidad- dice Manuel Leal, jubilado del sector alimentario, y agrega: “Ahora ya estoy esperando por la segunda dosis, con el brazo listo”.
En 27 consultorios del médico de la familia el personal de salud administra la primera dosis a este grupo poblacional considerado como, muy sensible a los efectos de la covid19. Para la doctora Yamila Prieto, directora de Salud en Mantua, (…) “es una satisfacción doble, porque las personas me miraban en la calle, y no tenían que preguntar: yo sabía su preocupación por el día en que llegara la vacuna Abdala”.
Tanto los que esperan como los que ya recibieron «Abdala» no ocultan la satisfacción por este momento. Entre ellos Basilio Dorta, un mantuano que no cree en fatalismos ni cuentos de distancias.
“Decían que era porque estábamos lejos, pero ya nuestra vacuna está aquí desde muchísimo antes, en el hombro de los médicos, los combatientes de la policía, los diabéticos, los cardiópatas y ahora nosotros los que ya no somos tan jóvenes. Esa es Cuba, que no olvida a nadie, y seguramente seguirá con todos los demás muy pronto.”

Y tiene razón, porque el país acaba de anunciar la vacunación de todos los menores entre 2 y 18 años de edad. “En Mantua- afirma la directora de Salud- comenzaremos con el grupo entre 11 y 18, el día ocho, y el quince con los niños de 2 a 10 años”.
Por estos días, y ante el cúmulo de pacientes a vacunarse se tomaron decisiones locales para mejorar las condiciones de espera y posterior observación.
“Activamos vacunatorios en centros educacionales del casco urbano donde hay mayor población. Son lugares espaciosos que propician el movimiento de las personas y el distanciamiento físico».
Lic. Yanisel Reyes Frontela, jefa de Enfermeras en el territorio
En el seminternado “Francisco Gómez Toro” constatamos la información. Sillas espaciadas y adultos mayores que esperan. Hay murmullos, rostros detrás de mascarillas, pero ojos reidores y una alegría, casi infantil, que no se puede disimular.
“Estoy muy contenta con mi vacuna, con mi vacuna Abdala- refiere Matilde- porque ya llevo la protección de Cuba en mi brazo. Me siento bien; ya casi me voy para la casa a contar los días para ponerme la segunda dosis.”

Heriberto no sale del asombro. Sus manos tiemblan, pero aclara que no está enfermo, «solo estoy nervioso». Tiene 77 años y manejó una ambulancia rural toda su vida. Él sabe de los trajines de Salud Pública pero, ante la perspectiva de «su vacuna» no puede evitar ese temblor en los labios y el corazón que le palpita.
«El doctor me dijo que tengo la presión bien, pero estoy como un chiquillo cuando le regalan un juguete, de lo agradecido que me siento con Cuba».
Otro tanto refiere Pedro Julio Soriano Montano, guajiro recio que se toma muy en serio la vacuna. “Estábamos esperando, y algunos como medio desesperados, porque esto de la COVID es muy duro. Pero ya usted ve que comenzó en Mantua que, aunque está lejos de La Habana, está bien cerca en el pensamiento de Díaz Canel”.
Las autoridades de Salud esperan vacunar en tres jornadas más de 4800 personas mayores de 60 años. Se dice fácil, pero es una tarea que, no solo demanda recursos; también tensa las fuerzas de profesionales que enfrentan la pandemia desde cada institución sanitaria de Mantua.
“Nuestro personal está preparado para esta tarea– concluye la doctora Yamila- porque en toda esta lucha, quizás el momento más esperado ha sido el de la vacuna para todos nuestros compatriotas. Y el momento ha llegado”.
RPNS: 2199 ISSN: 2072-2222