Para el siglo XIX ya Cuba poseía algo de experiencia en cuanto a medios de prensa. La imprenta había hecho su entrada a mediados del siglo anterior y varios letrados de la época aprendían con la práctica el oficio del periodismo. La Gazeta de la Havana, surgida a finales del siglo XVIII y cuya edición estuvo a cargo de Diego de la Barrera, nacido en el Marruecos español y llegado a Cuba desde niño, fue la primera publicación de la cual se tiene constancia material de su existencia en el país.
El investigador Juan Marrero en su libro Periodismo en Cuba. La colonia, refiere que Julio Le Riverend, en su publicación “La imprenta y las primeras gacetas…”, de 1957, escribió: “En un ambiente de gran actividad La Habana llena de soldados, enriqueciéndose rápidamente, relacionándose con una cultura extranjera, se publicó la segunda Gazeta, para decirlo con más precisión, La Gazeta de la Havana, a partir del 8 de noviembre de 1782 y continuó, a lo menos según consta hoy documentalmente, hasta mayo de 1783.
Se componía de cuatro hojas en las que figuraban noticias de Europa y de América, y algunos avisos o anuncios de la ciudad. Tenía un contenido vario y pobre a la vez…publicó tarifa de comestibles, o sea, precios oficiales que debían regir en el comercio urbano…instrucciones en caso de pérdidas de esclavos y de alhajas, noticias de Inglaterra y Escocia, registro de entrada y salida de buques por el puerto, y un discurso medicinal sobre el café…El hecho de incluir noticias útiles para el público en general es ya un definido pase de avance…”
Desde el 8 de noviembre de 1782 hasta el 16 de mayo de 1783 se publicaron un total de 28 números de La Gazeta de La Habana, con una frecuencia ininterrumpida cada viernes. Su contenido no era exclusivo para acontecimientos de la Isla, de hecho, la mayoría de las noticias eran sobre el extranjero y las que abordaban cuestiones internas no respondían a los intereses de un público generalizado, sino más bien a una clase burguesa y elitista.
Sin embargo, prevalece como el primer periódico realizado en Cuba y como testimonio de una época marcada por la diferencia clasista, el racismo, el empleo del hombre como objeto de trabajo y moneda de cambio. Sus páginas no registran sentimientos de nacionalidad, patriotismo, independentismo u otros rasgos de amor por la nación, que florecen más tarde con figuras como Félix Varela; pero figura como primer portavoz oficial.
Evidentemente estamos en presencia de un contexto donde la alta burguesía domina no solo el sistema de comercio, sino se apodera también de los nacientes medios de comunicación.
Papel Periódico de La Habana
En el principio de la última década del siglo XVIII toma el mando de la isla Don Luis de las Casas, quien fuera el creador del Papel Periódico de La Havana y cuyo gobierno echó los cimientos de una nueva transformación cultural en el país.

En el libro Periodismo en Cuba. La Colonia, Juan Marrero advierte el dilema que Diego de la Barrera, Tomás Romay, Francisco de Arango y Parreño, José Agustín Caballero, Don Luis de las Casas y otros colaboradores enfrentaron con sus publicaciones: “… eran iluministas convencidos y trabajaron de perfecto acuerdo. Pero tuvieron que hacerlo en medio de una fuerte contradicción: impulsar su ideario reformista y civilizador sin oponerse al sistema de la esclavitud y al tráfico negrero, por el contrario, abogar por su mantenimiento, pues los tiempos requerían que Cuba aumentase su producción de azúcar con fines de exportación al mercado de Estados Unidos. Por eso, Papel Periódico de la Havana—como escribió Julio Le Riverend—fue un periódico esclavista, en momentos en que toda la sociedad y la economía coloniales dependen fundamentalmente del trabajo de los esclavos”.
Su misión como periodistas era exponer cada cuestión imperante dentro de la sociedad ya fuera relacionada con el comercio, la economía, cuestiones políticas o sociales. Sin embargo, su posición acomodada –obtenida por la esclavitud y la explotación de los negros- debía conservarse, no podía verse afectada por principios o por tópicos que simplemente se les iban de las manos, por lo que apoyar un sistema esclavista que permitiera enriquecer aun más a una clase pequeña, pero poderosa era portada en las ediciones del periódico.
A pesar de ello, apuntó Cintio Vitier en sus páginas se conserva algo de amor a la Patria: “sus páginas, manchadas por la costumbre brutal de las transacciones normales en una sociedad esclavista, están presididas, sin embargo—y esta contradicción es típica de la época–, por el fervor patriótico y el deseo de servir a la comunidad, difundiendo las ´luces´. Ni uno sólo de los punzantes problemas de la colonia, de 1790 a 1805, dejó de discutirse, de acuerdo con los criterios de la época y el máximo de libertad permitida por las autoridades, en aquellos modestos y frágiles pliegos. En ellos Cuba empezó a ver su propio rostro y a sentir el pulso de la historia”.
Papel Periódico fue el primero en escribir sobre situaciones delicadas sucedidas en el ámbito social habanero Marrero menciona que uno de ellos estuvo dedicado a censurar el abuso de los juegos de azar, que lleva como epígrafe un adagio latino, cuya traducción es: “No nos ha colocado en el mundo la naturaleza para que juguemos, sino para vivir con seriedad y emplearnos en acciones graves e importantes”. Comenta además que su lectura da una idea de la temprana entrada del vicio del juego y su rápido incremento en Cuba.
“En las páginas de Papel Periódico podemos hallar censuras a actos y costumbres de esos tiempos. Desde el uso de ´mala letra y ortografía´ en rótulos colocados en las esquinas de La Habana, hasta ´el uso, o por mejor decir, el abuso, de ajustar los cuerpos de niños y niñas entre cotillas duras y estrechas, con el fin de reducir y enderezar sus talles es uno de los estilos más perniciosos que podemos poner entre la clase de los que destruyen la salud pública´. O desde el dolor de que La Habana careciera de ´un hospicio para mendigos y de un asilo para las niñas huérfanas´, hasta la manía de que ´en la Havana ha llegado la moda a ser en todo género de personas un deber, porque una grosería de entendimiento y una vanidad loca les ha persuadido que el ornamento brillante añade algo al mérito esencial”, refiere Marrero.
Luego del Papel Periódico de la Havana otros medios hicieron entrada en la rama comunicacional del país, cada uno defendiendo posiciones y respondiendo políticas editoriales ajustadas a las necesidades de sus dueños y su época.
RPNS: 2199 ISSN: 2072-2222