Como vuelo de palomas, se mueven las batas blancas en el policlínico Juan Bruno Zayas, de mi localidad. En algún lugar se oye un “felicidades” que recuerda la fecha, pero rápido es ahogado por el llanto de un niño y el arrullo de su mamá, que mira con esperanza a los ojos del doctor…

“Se es bueno porque sí y porque allá dentro se siente como un gusto cuando se ha hecho un bien, o se ha dicho algo útil a los demás’’; es un consejo martiano recogido en las páginas de La Edad de Oro y su valor ético rebasa todos los tiempos. Hacer el bien es un acto de amor a los otros y a sí mismo, está marcado por la sencillez y la naturalidad. En esta ocasión, los protagonistas son los trabajadores y estudiantes del sector de la salud.
El año en curso ha pintado un escenario en el que, a pesar de los obstáculos, el personal médico se ha convertido en un equipo de héroes que evidencian, en su labor diaria, una mezcla perfecta de sabiduría y amor. A su meritoria labor, se suma esta vez, la entrega sin descanso, dentro y fuera del país, a la lucha contra una nueva epidemia.
La medicina cubana se ha crecido en estos tiempos de pandemia. Se ha vuelto más robusta ante las dificultades, en un país que ha apostado desde el mismo triunfo revolucionario por una salud universal, gratuita, accesible y de calidad para su pueblo y para otras naciones que así lo necesitan.
El orgullo nacional crece diariamente al recibir con agrado noticias de los recuperados de la enfermedad. También mantenemos las esperanzas en los proyectos a un plazo de tiempo más prolongado, desde que los científicos de esta isla anunciaron la primera de las Soberanas y cada buena nueva sobre el avance de los ensayos.
Los médicos mantuanos, entre tantos cubanos, también han demostrado al mundo un digno ejemplo de entrega fraterna, desprendimiento humano y profesionalismo de altura. Su mayor interés es que cada ser humano que atienden se sienta complacido. Su mayor recompensa: la sonrisa de un niño, una madre agradecida, un pueblo que confía en su trabajo. Su acción de pureza está por encima del mal y lo derrumba con la carga de amor tan poderosa que llevan y que transmite el feliz agradecimiento de quienes la reciben. Hacen el bien como si fuera una fiesta de la sencillez humana, esos son los que comprenden a Martí cuando dijo: eso es mejor que ser príncipe: ser útil.

RPNS: 2199 ISSN: 2072-2222