Bitácora de un soldado en cuarentena (I)

“Creo que aquellas fueron las 24 horas más largas de mi vida. Trataba de despejar, los socios desde la distancia me distraían un poco, pero pensar en un PCR positivo me aterraba”, confesó el soldado Lesniel Salgado desde un corto audio de Whatsapp.

Lesniel cursa el tercer año en la especialidad de Infantería de la Escuela Militar Antonio Maceo. A finales de septiembre recibió una notificación de la dirección de las Fuerzas Armadas Revolucionarias que avisaba la incorporación docente para el 12 de octubre, por lo cual todos los estudiantes debían pasar 15 días en aislamiento y así evitar posibles focos de trasmisión en las instituciones escolares.

Desde hacía cuatro meses el soldado -que es sandunguero, bachatero y jodedor, como la mayoría de los cubanos- no respiraba el aire de La Habana, ciudad de la que se enamoró desde que vivió por primera vez su ambiente. Dice que allá no se duerme, siempre hay algo que hacer y se respira diferente. Estaba ansioso por irse, aunque en el fondo sabía que iba a añorar su tierra. “El deber me llama mi gente”, “no me extrañen mucho”, repetía cada tres por cuatro con aires de caritate cual niño chiquito, aunque, en realidad, trasmitía una nostalgia silenciosa enmascarada entre sonrisa y bonche.

“Estuvimos 15 días en la Escuela Militar Camilo Cienfuegos en Pinar del Río, con las mejores atenciones, a mí en particular me gustó mucho regresar, a pesar de que no fue de la manera que esperaba, pero bueno –un suspiro le interrumpió- las cosas no siempre son como uno las quiere”.

“Para serte sincero no me asustó tanto la noticia inmediata, el pánico real fue escuchar la voz llorosa de mi mamá diciéndome cuídate mi niño, eso sí me tocó el alma. Es increíble cómo en esos momentos uno puede cuestionarse qué es lo realmente importante. Ahí extrañé la tranquilidad de Mantua, ese pueblito donde el diablo dio las tres voces y nadie lo escuchó, porque es el único lugar donde encuentro un verdadero refugio. Un poco irónico, la verdad, pero así de complejos somos los seres humanos, supongo.”

“Estoy en el Naval, tranquilo, no me siento nada, sigo con el mismo estado de ánimo, no tengo ninguna molestia. Ando conversando con mi gente, que todos están preocupados por mí y eso es bueno porque ya sé que tengo mucho apoyo. Ahora lo que queda es guapear”

Lesniel recibió la noticia de un PCR positivo al virus del Sars Cov 2 el miércoles 21 de Octubre a las 10 de la mañana, ese mismo día fue remitido al Hospital Naval en La Habana para recibir el tratamiento adecuado. Su familia lo supo inmediatamente, quien peor llevó la noticia fue su madre, Mariam González: “Lesny es joven, solo tiene 19 años, va a cumplir los 20 en esa cuarentena, es fuerte y no padece ninguna enfermedad, pero no hay una cura inmediata, ni una vacuna, no se sabe mucho del virus, le puede dejar secuelas, es mucha la incertidumbre y eso me está matando.”

“Sé que la medicina en este país es avanzada, que hay un tratamiento, pero la idea de no volverlo a ver me aterra. Su último beso lo recibí la noche antes de que se fuera al centro de aislamiento en Pinar del Río, no me dejó acompañarlo a la terminal en la madrugada para que no me cansara tanto en el día. Ahora solo pido por su salud y porque vuelva a darme todos los besos que me debe”. Esas fueron las últimas palabras que pude adivinar entre las lágrimas de Mariam.

Su papá Jose Salgado y su hermanito de 12 años, Leinier, mantienen la calma. Lesniel recibirá el tratamiento aplicado a pacientes con la Covid-19 en nuestro país, su alta médica no será hasta tanto un PCR confirme negatividad, mientras, espera tranquilo y se autonombra un sodado en cuarentena.

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