Exportaciones e importaciones cubanas en los últimos cinco años

Luego de la pérdida de los mercados del ámbito socialista, el comercio exterior cubano atravesó por un duro y dilatado proceso para ajustarse a las nuevas condiciones del comercio internacional. La alta dependencia de insumos importados determinó que, ante el rápido deterioro de los términos de intercambio, se produjera un impacto negativo inmediato en las exportaciones de bienes, las cuales cayeron en picada –tanto en volumen como en valor– a partir de la brusca reducción del comercio con los países del otrora bloque socialista. Esta coyuntura obligó a esbozar una estrategia en cuyo centro se ubicaría un selecto grupo de productos con las mayores posibilidades de incrementar rápidamente las ventas externas. En un primer momento, este grupo estuvo integrado por el turismo internacional y la industria biofarmacéutica. Luego se añadieron los servicios médicos y, transitoriamente, los derivados de petróleo.

La composición de las exportaciones ha cambiado notablemente. En 2017, alrededor de 80% del total correspondió a los servicios –el doble del promedio internacional–, contra menos de 10% en 1991. Se puede considerar a esta transformación como la más importante que ha experimentado el comercio cubano en los últimos 30 años. A principios de la década de 2000, el turismo internacional sobrepasó a la agroindustria azucarera como principal fuente de divisas.

La exportación de servicios ha sido la más dinámica, y sobre todo los servicios médicos, destacadamente para él su estructura ha experimentado cambios importantes. El mercado venezolano. Recientemente, la cartera de clientes, desarrollo del turismo y la venta de servicios profesionales han sido decisivos, con dos períodos perfectamente distinguibles en la evolución de las exportaciones. Hasta principios de la década pasada, el turismo era el componente principal. A partir de 2004, esta posición fue asumida por las exportaciones de servicios profesionales,

Los mercados fundamentales para los servicios médicos fueron Venezuela y Brasil, en América Latina; Angola y Argelia, en África; Qatar y Arabia Saudita, en el Medio Oriente, y China en Asia. En relación con el turismo, dominan Canadá y países europeos como el Reino Unido, Italia, Alemania y España. El otro grupo dominante corresponde a los cubanos residentes en el exterior. México es el primer país latinoamericano de la lista, en el puesto siete, seguido por Argentina. En total, América Latina representa menos de una quinta parte de los arribos totales desde 2000. El cambio más trascendente en esa estructura se produjo a partir de 2014, cuando Estados Unidos, que era un mercado pequeño, se convirtió en el tercer emisor. De hecho, si se añaden los estadounidenses y los cubanos que residen en Estados Unidos, este país se convierte en el segundo emisor, a poca distancia de Canadá. Debido a una serie de factores todavía en estudio, los arribos desde Canadá han empezado a disminuir desde 2016.

La escasa competitividad de las exportaciones de bienes tuvo lugar en un contexto de variaciones sustanciales en la estructura interna, sobre todo a raíz del colapso de la producción de azúcar y el incremento de precios y los volúmenes de níquel. En este ámbito, la especialización tradicional de Cuba permanece prácticamente inalterada, pues una parte abrumadora de las ventas continúa concentrada en productos primarios.

Estos cambios se han magnificado a partir de la contracción. El azúcar se ha sustituido por el níquel, que se convierte en absoluta en el nivel de actividad de la inmensa mayoría del principal bien exportado. No obstante, la producción de los sectores productores de bienes, en términos de valor metal se ha estancado después de 2005, en parte debido a que todavía en 2017 las ventas de bienes no habían alcanzado los niveles de finales de los ochenta, lo que se explica tanto por el insuficiente crecimiento, como por la magnitud de la compensación que recibió el país en aquella etapa.

En cuanto al azúcar, la contracción de la producción y exportación tiene un efecto negativo adicional sobre la economía, atribuible a los diversos efectos multiplicadores del crecimiento del producto a partir de los encadenamientos productivos.

Como habíamos mencionado antes, llama la atención que en las exportaciones ha tenido lugar la sustitución de unos productos por otros, sin ganancias reales de cuota de mercado a nivel mundial. Con la excepción de la industria biofarmacéutica, el resto de los productos se basan en la explotación de un recurso natural o su procesamiento. Todos esos bienes han formado parte de la canasta de exportaciones por un largo período, y tampoco se detecta un movimiento ascendente dentro de las cadenas de valor respectivas.

En el período considerado se aceleró el desplazamiento del intercambio comercial hacia América, en tanto que con Europa se perdió peso relativo y con Asia se registró un ligero crecimiento. Debido a la escasez de datos desagregados, el análisis más detallado por socios comerciales se limita al intercambio de mercancías. En el caso de América Latina, esta tendencia se asocia directamente a la emergencia de Venezuela como socio clave desde principios del milenio.  Ese país se convirtió en el principal mercado, seguido por China, España, Canadá y Brasil. Luego se ubicaron los Países Bajos, México, Italia, Estados Unidos (solo debido a las importaciones de alimentos desde ese país) y Alemania. En los últimos dos años, sin embargo, la situación ha cambiado para Venezuela y Brasil. El primero llegó a representar 44.3% del comercio total de bienes en 2012, pero esa proporción se redujo a 17.5% hacia 2017. En el caso de Brasil, el comercio pasó de 4% a 3.6%, una contracción menor en términos relativos, pero más importante a nivel absoluto porque el intercambio total de la isla se contrajo apreciablemente durante ese mismo período. No obstante, ambos países fueron fundamentales para las ventas de servicios médicos, constituyendo el primer y segundo mercados.

En el caso del turismo, Canadá ha sido históricamente el principal emisor; en 2017 representó 24.4% de los arribos.  El cambio más importante ha sido la emergencia de Estados Unidos, cuyo peso es ya equivalente a Canadá si se incluyen las visitas de los ciudadanos cubanos residentes en ese país. Los ciudadanos estadounidenses de origen anglosajón representaron 13.3% de las llegadas en 2017. Luego se ubicaron cinco países de Europa occidental (Alemania, Italia, Francia, Reino Unido y España) que, en conjunto, constituyen 22.7% del mercado turístico internacional de Cuba. En América Latina, los emisores más destacados son México, Argentina, Chile, Venezuela y Colombia. Rusia ha sido el mercado no tradicional de mayor crecimiento en el último  lustro; ya se ubica en la novena posición.

Las exportaciones menguaron desde 2011 y las importaciones fueron recortadas, lo cual acarreó falta de insumos y escasez de bienes de consumo. En 2017, las exportaciones de bienes eran 55% inferiores al nivel de 1989 y las importaciones, 25% menos, de ahí que el déficit creció 261%. Desde el siglo XXI, Cuba comienza a exportar servicios profesionales (médicos, enfermeras, maestros, etc.), impulsada por un tratado con Venezuela, que compra 75% de esos servicios, que son la principal fuente de divisas para la isla. Eso produjo un superávit en el saldo del comercio de servicios, con una cima en 2013, que no solo compensa el déficit de bienes, sino que genera un superávit en el saldo global. Debido a la grave crisis económica venezolana, el superávit disminuyó en 30% en 2014-2017; mientras que los servicios profesionales cayeron 23% en el periodo, su aporte al PIB bajó de 13,8% a 8,3%, una de las causas del descenso del PIB. La terminación del contrato cubano con Brasil «Más Médicos» decidida por el presidente Jair Bolsonaro acarrea una pérdida de 400 millones de dólares anuales, similar al valor de las exportaciones de níquel o azúcar en 2017.

El intercambio comercial de bienes con Venezuela se contrajo. El suministro de petróleo venezolano se redujo a la mitad y también lo hizo el remanente que Cuba percibía y exportaba del crudo venezolano procesado en la refinería de Cienfuegos. Pero la situación se agrava porque la producción cubana de petróleo decreció 19% en 2010-2017, lo que ha inducido un programa de austeridad y recortes en el suministro energético a las empresas estatales, que a su vez afecta la producción.

Según la Organización Mundial del Comercio (OMC) el volumen del comercio mundial menguará entre el 13% y el 32% en 2020, lo cual afectará duramente a Cuba. Ya se han descrito las caídas en las exportaciones e importaciones, el gobierno ha anunciado otro descenso de las segundas en 2020, y las exportaciones mermarán también por declives en la producción de níquel y azúcar (ambas agravadas por descensos en su precio mundial por la recesión global), así como de puros (una reducción de entre el 15% y el 20%) y de productos farmacéuticos (cuya producción ya estaba cayendo desde 2016).

El golpe de la Covid-19

En el contexto de la Covid-19, Cuba está exportando servicios de salud a unos 14 países extranjeros afectados por la pandemia y el gobierno se ha ofrecido a otros Estados. Pero los médicos que antes prestaban servicios en el extranjero se han reducido en Venezuela y eliminado en Brasil (8.000), Ecuador, Bolivia y algunos países africanos. Aunque no hay estadísticas exactas, es posible que los nuevos envíos compensen las caídas. Segundo, Cuba está exportando interferón, pero la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha dicho que esa droga no es efectiva para tratar el COVID-19; además, se ha descubierto que puede hacer más dañino el coronavirus. Tercero, la caída del precio del petróleo (12.80 euros el barril en su punto inferior en abril) favorece a Cuba, que importa alrededor de la mitad de sus necesidades, pero el precio se había duplicado a mediados de mayo; en todo caso, es esencial que Venezuela, cuyo PIB caerá un 18% en 2020, siga enviando petróleo a cambio de servicios médicos.

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