LA PROPOSICIÓN DE LA  VIRGEN DE LAS  NIEVES COMO PATRONA DEL  TABACO, UN PRODUCTO DEL PROCESO DE TRANSCULTURACIÓN EN  CUBA

Don Fernado Ortíz,  nuestro “tercer descubridor”, asevera en su obligadísima obra de consulta Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar (1940) que  el tabaco, a través de su historia, ha representado “uno de los más extraordinarios procesos de transculturación[1]” debido a la celeridad con que se propagó el uso de la hoja nicociana cuando franqueó la frontera  del Nuevo al Viejo Mundo.

     Lo cierto es que, según Ortiz, desde que ocurriera este fenómeno a partir del siglo XVI, esa rápida difusión fue asociada por ciertos influjos o efectos fisiológicos producidos en las personas como obra de Satanás.

     “El tabaco gustaba a los sentidos y aliviaba las tensiones psíquicas […]. Fuera del mero móvil sensual, y aún en combinación con este, el indio experimentaba el estímulo mágico-religioso que lo movía a usar el tabaco como captador de satisfacciones, como medicamento, como plegaria, como relación con lo sobrenatural […] el tabaco impregnaba todo el sistema de sus liturgias mágicas y religiosas […] Por eso los conquistadores europeos que eran cristianos, al advertir el carácter sagrado del tabaco, formularon el concepto de su diabolismo…[2]”.

     Ortiz asevera  que fueron los negros quienes adoptaron el uso del tabaco –que ya habían visto en los indios-  antes que los blancos porque convivían juntos y hasta juntos huían a los montes para poder vivir en libertad.

     Así, en casi todas las religiones afrocubanas entró el tabaco como instrumento de rito y se consagró para siempre.

     Los ñáñigos llaman al tabaco “endaba” y lo utilizan en los “derechos”  para representar la potencia sobrenatural en los ritos de consagración. En la santería afrocubana lucumí o yoruba algunas deidades como Changó, Ogún y Eleguá fuman tabaco (llamado achá). En las liturgias de la santería afrocubana el tabaco se fuma de modo ritual, como una continuidad de aquellas formas en que lo hacían los aborígenes.

     El tabaco llega al mundo cristiano en el renacimiento, pero no penetra en su ya  milenaria liturgia, poco a poco se convirtió en símbolo de señorío y opulencia y se cristianizó su evocación utilizándose al final de la comida “para que coincidiera con el acto, entonces usual, de ‘echar la bendición’y de dar gracias a Dios por el ya recibido ‘pan nuestro de cada día’. No había nada de sacrílego en ese empleo del tabaco[3] ”.

     En Cuba, la iglesia católica comenzó a percibir primero que cualquier otra institución social el tributo de los pobladores que de forma privada iniciaron  el cultivo del tabaco y su posición hacia esa aromática planta fue, desde el punto de vista económico, de defensa; desde el punto de vista litúrgico, de indiferencia; hasta que, un buen día, a finales de la década de 1940, en Mantua, un pequeño pueblo perdido en lo más noroccidental de la provincia de Pinar del Río, ocurrió un  fenómeno asociado al tabaco que tuvo como consecuencia que sus pobladores quisieran exaltar a su santa Patrona, la Virgen de las Nieves, como la  Patrona del tabaco.

     El fenómeno estuvo relacionado al repentino deterioro de los precios de la rama nicociana en el territorio, según consta en el periódico local Ecos de Mantua, defensor de los intereses del municipio. En su edición del 20 de julio de 1946, Ecos de Mantua señalaba:

NO DEBEMOS VENDER EL TABACO A PRECIOS RUINOSOS

Hacemos un llamado muy cordial a los cosecheros  de nuestro término para que no acepten transacciones  sobre sus  tabacos a precios irrisorios […], no debemos vender nuestro tabaco a menos del precio mínimo[4] .

El siguiente mes Ecos de Mantua volvió sobre el tema:

EDITORIALES

Crisis Tabacalera

Nuestro pueblo atraviesa difícil situación económica. El tabaco, su principal fuente de riqueza, por no sabemos qué causas, está siendo despreciado en el mercado nacional. Pudiera ser una conjura de los grandes magnates tabacaleros contra los pequeños productores o una represalia contra el gobierno por haber fijado en veinte pesos el precio mínimo del quintal. Sea lo que fuera nuestro pueblo está pagando en monedas de sufrimiento y penurias la maquinación…[5] .

Y en septiembre ofreció una corta panorámica sobre la crisis económica en que estaba sumida la economía del municipio como producto al deterioro de los precios del tabaco:

EDITORIAL

MANTUA: DESOCUPACIÓN Y MISERIA

     Mantua atraviesa uno de los períodos económicos más críticos de su historia. El tabaco su principal y casi única fuente de riqueza, está aún en el campo, parece ser despreciado por sus compradores poco considerados que quieren obtener a bajo precio el producto. Pocas son las escogidas que han comenzado y el trabajo es poco…[6].

     Pero al año siguiente la situación se revirtió, los precios del tabaco se dispararon y ya antes de finalizar agosto, (el 5 de ese mes es la fecha en que se celebra la Fiesta de la Virgen de las Nieves), los vegueros mantuanos habían vendido toda la cosecha, más el tabaco estancado del año anterior. Se pensó  que había ocurrido  un milagro, fruto de las plegarias ofrendadas por los vegueros y el pueblo en general a la Virgen de las Nieves durante todo un año. Ecos de Mantua resaltó:

¡OH, LA VIRGEN DE LAS NIEVES!

     Nuestro pueblo de Mantua no puede perder nunca la fe en su excelsa y divina Patrona, la santísima Virgen de las Nieves, que hizo de nuevo el milagro. Nuestro tabaco, esperando las ofertas, estaba el día en que se celebraba la festividad de la patrona, todo el pueblo acudió con admirable recogimiento a la procesión haciendo plegarias para que el tabaco se vendiera y así se evitar la catástrofe que señalábamos nosotros y el tabaco se vendió antes de finalizar el mes de agosto, cesando la alarma y la inquietud. Deben recordar nuestros amigos que Ecos de Mantua, en sus editoriales, demandaba que frente a la falta de salida y demanda del tabaco, se considerara la conveniencia salvadora de no sembrarlo este año. La Santísima Virgen escuchó las plegarias de todos los mantuanos y el milagro se consumó por su divina gracia y benevolencia sin límites.

     Nosotros pedimos al virtuoso párroco, nuestro querido padre Atanasio de Mokoroa y de Muxica, que organice un te-deum en acción de gracia y que todo nuestro pueblo asista a darle las gracias a nuestra excelsa Patrona.

Pero así como tenemos fe en la Virgen excelsa por sus milagros, tenemos que mantener el culto a la misma de manera permanente y efectiva; no debemos olvidarnos de Ella cuando salimos del peligro, como ha sucedido ahora.[7]

      La proposición de  otorgar a la Virgen de las Nieves el título de Patrona del Tabaco sólo pudo ocurrírsele a León Brunet[8], director del Ecos de Mantua, y  a mediados 1948 esta idea apareció en sus páginas.

LA PATRONA DEL TABACO

     Cerca del reverendo  é Ilmo. Sr Obispo de Pinar del Río, Monseñor Evelio Díaz Cía se están haciendo la gestiones pertinentes para que la Iglesia Católica Y Apostólica, en consecuencia  con todos los que laboramos en el Tabaco, declare Patrona del Tabaco a nuestra Divina Virgen “Nuestra Señora de las Nieves de Mantua M.N.”

Tenemos la seguridad que toda la provincia de Pinar del Río sabrá acoger con agrado esta noticia, ya que todas las plegarias en época de la zafra del tabaco son dirigidas a la excelsa Patrona de nuestro pueblo que ahora saltará del marco del Término, siendo en tal orden provincial.

     Aplaudimos la idea de los que vienen luchando tesoneramente porque la Virgen de las Nieves tan venerada por nosotros extienda su manto protector a todos los que de algún modo laboramos en el tabaco.

Que así sea[9] .

     Sin embargo la petición aparentemente  no fue atendida por la Iglesia Católica y el asunto pareció quedar en el olvido, pues en ningún otro número de Ecos de Mantua se hizo mención del asunto.

     Siete años después el  tema fue  vuelto a tratar a través de las páginas de otra publicación, Gaceta Tabacalera, fundada por Humberto Fernández Pulido, nacido el 26 de diciembre de 1917 en Los Arroyos de Mantua.  Periodista autodidacta, fundó  en la década de 1930 los dos primeros periódicos locales: Tierra adentro y El cruzado, ambos  en formato de tabloide, pero en la década de 1940 emigró a  la Habana y allí comenzó a trabajar como periodista del palacio presidencial hasta que Batista dio el golpe de estado en 1952; entonces, por motivos políticos, regresó a Pinar del Río donde continuó su labor periodística hasta su fallecimiento el 4 de septiembre de 1956.

     Gaceta Tabacalera, cuyo primer número apareció el 15 de mayo de 1954, con frecuencia mensual primero y bimensual a partir de 1956, se autodefinía “vocero oficioso de la clase tabacalera”; su diseño era muy sencillo, apoyado en un montaje hecho sobre un tapiz de Crespo Manzano, pintor pinareño, adornado con hojas  y flores de tabaco verde. En su cuarto inferior izquierdo exhibía una foto que daba lugar a una columna en la primera página bajo el título Motivo de la portada. Su formato y estilo eran los tradicionalmente usados en todas las publicaciones periódicas de la época; la contraportada y el reverso se destinaban a anuncios publicitarios de los comercios de la capital pinareña,  muchas páginas estaban dedicadas a la crónica social –relacionada con las familias de los vegueros fueran ricos o pobres- y el resto estaban repletas de temas relacionados con el cultivo y el comercio del tabaco en las que siempre se defendían los intereses de los productores y se criticaba los injustos precios de los compradores, en caso de que estos fueran exageradamente bajos; también algunas páginas se dedicaban a temas culturales, entre ellas una de poesía donde Fernández Pulido vertía su creación.

     En el número de julio de 1954 apareció, en el cuarto izquierdo de la portada, una estampilla de la  patrona de Mantua, obra de Crespo Manzano y en la columna Motivo de la portada, se solicita  al Obispo de Pinar del Río –como lo había hecho ya Ecos de Mantua– la investidura de la Virgen de las Nieves como Patrona del tabaco.

     “… Al santificar y embellecer, pues, la portada de esta revista, órgano oficioso de la clase cosechera, con la imagen de la Santísima Virgen, bajo tan hermosa advocación, queremos significar, únicamente que en nuestras conciencias cristianas ha hallado resonancia el santo empeño y que como católicos, como cubanos, como pinareños y como cosecheros nos sentiríamos hondamente agradecidos si las altas autoridades eclesiásticas, los legatarios de la fe de Cristo, acceden a la súplica de millares de cubanos y declaran a la bella, milagrosa y santísima Virgen de las Nieves, Patrona del Tabaco”.

     Ante el silencio de la máxima autoridad eclesial pinareña, Pulido vuelve a la carga en el número de agosto de 1955, aprovechando que era el mes de la Fiesta Patronal Mantuana, y en las páginas 10 y 11 inserta un artículo suyo bajo el título: Nuestra Señora de las Nieves reclama una respuesta a las autoridades eclesiásticas.

     “…Tenemos la seguridad que el santo empeño tuvo resonancia en el corazón de todos los productores de tabaco que profesan la fe en Cristo, que fueron bautizados, son cristianos y, por lo tanto veneran a todas las imágenes sagradas, pues de todas partes hemos recibido alabanzas y adhesiones. Ha decursado bastante tiempo, empero, las autoridades eclesiásticas a quienes se elevó la petición, a quienes se hizo súplica en las formas requeridas por sus propias órdenes sagradas, no han respondido aún. ¿Es que existe algún impedimento religioso…? Gaceta tabacalera, cuyos sentimientos se descubren en la presente página, ruega a nuestras autoridades eclesiásticas que rerspondan con prontitud a esa pregunta suya y, si no existe impedimento religioso alguno, que se declare a la milagrosa, bellísima y sacrosanta Nuestra Señora de las Nieves, Patrona del Tabaco”.

     Para sorpresa de los lectores, lo que parecía la respuesta oficial de la Iglesia Católica, un artículo de Monseñor Evelia Díaz y Cía, Obispo de Pinar del Río titulado Origen de la advocación mariana, aparecía debajo de la nueva petición de Fernández Pulido. Sin mencionar nada sobre la solicitud para nombrar a la Virgen de las Nieves Patrona del tabaco, el Obispo se limitó a explicar  la esencia de esta advocación dentro del culto católico.

En  el pontificado  de Liberio (352-366 dC), vivió en Roma un  hombre muy  rico  llamado Giovanni, casado con una dama  de  su misma posición social. Como al cabo de muchos años el  matrimonio no  lograba  procrear; ambos decidieron dejar su  herencia  a  la virgen  María, de quien eran muy devotos. A través de  interminables plegarias, cada día le suplicaban a la Virgen que le señalara  la  obra en la cual ellos debían invertir las riquezas  a  su servicio.

     En la noche de un sofocante 4 de agosto –corría el año 358– la Virgen se apareció  en los sueños del patricio y de su esposa y dijo a  cada  uno que  a la mañana siguiente se dirigieran al cerro Esquilino y  en la parte de la montaña donde encontraran nieve – agosto es el  mes más  caluroso en Roma– edificaran un templo donde sería  venerada por  sus  fieles. Con aquella obra, les aseguró, su  deseo  sería cumplido.

     El 5 de agosto, con los primeros claros del día, el matrimonio  despertó  sobresaltado y, después de confiarse  la  singular experiencia de la noche anterior, decidieron contarla al prelado. Su  sorpresa  no pudo ser mayor, cuando Liberio les dijo  que  la Virgen le había hecho la misma revelación.

     El Sumo Pontífice convocó al pueblo y junto al clero partieron en procesión hacia el lugar indicado por la Virgen. Al llegar al monte Esquilino, la comitiva se dio a la búsqueda de la  señal y, casi  de  inmediato, uno de los exploradores corrió la  voz  de alarma.  Todos se apresuraron a congregarse en el sitio donde  se había manifestado la señal: un vasto espacio llano en la cima  de la  montaña se había cubierto de nieve en medio del bochorno  del estío.  Sobre la nieve, el Papa diseñó el trazado de la futura iglesia de la Virgen de las Nieves “ad Nives” y cierto tiempo después comenzó a edificarse allí un  suntuoso templo,  el primero en Roma con título y advocación de la  virgen María.

En un principio, el templo sobre el Esquilino  fue bautizado con el nombre  de Nuestra Señora de las Nieves, pero como en Roma se fueron  levantando  otros para venerar a la Virgen, a aquel se le dio el  título de Santa María la Mayor, para distinguirlo de los demás.

     La  llegada  de esta Virgen a  tierras  cubanas tiene su explicación precisamente en el desembarco, por un  punto del  litoral  norte, de los mismos hijos de Italia a  quienes  se atribuye  la fundación de Mantua, antecedente este que dio  lugar más tarde a la edificación en el poblado de una parroquia bajo su título.  Según la exégesis popular, los marinos al mando del  capitán Anatolli  Fiorenzana,  extrajeron del bergantín  siniestrado  una imagen  de busto de la Virgen de la Nieves, patrona del velero  y la  embarcaron en uno de los botes de salvamento.  En  el asentamiento primitivo del poblado (el surgidero de Los Arroyos), construyeron un oratorio de tablas de palma y guano y  colocaron  la imagen. Al establecerse en el asentamiento definitivo; los italianos construyeron  una  ermita, de los mismos materiales  rústicos,  a orillas  del camino real, en una pequeña elevación donde  hoy  se encuentra la parroquia –a unos 800 m del paso del río– y  colocaron encima de la puerta el rótulo del bergantín.

     El periodista e investigador Rafael A. Bernal Castellanos en su artículo “Los pinareños piden una Patrona para el tabaco”, se preguntaba:

     “ ¿Por qué Monseñor Evelio dio esta explicación y no una respuesta precisa?…

     ¿Fue esta detallada explicación una sutil sugerencia para que se valorara sin apasionamientos locales los elementos que podían justificar tal patronato y se tuvieran en cuenta los detalles del origen de esta advocación tan disímiles de un cultivo como el del tabaco? ¿Quería esperar hasta que la insistencia hiciera evidente que no había objeción entre sus feligreses para que se hiciera esa proclamación?[10].

     Antes había comentado:

     “No pienso que  no haya habido respaldo a esa idea, pero es curioso que se refiera a la patrona de Mantua cuando este territorio, aunque cultiva tabaco, no es este precisamente su principal producto agrícola y que cosecheros de zonas más productoras y tan católicos como los amigos mantuanos no hubieran solicitado tal condición para sus respectivos santos tutelares[11].

     Evidentemente Bernal Castellanos desconocía la situación que se creó en Mantua con el precio del tabaco en 1946 y el desenlace feliz de la crisis dos años después, en tiempos de fiestas patronales, y acerca de la petición formulada desde Ecos de Mantua, mucho antes de que lo hiciera Fernández Pulido en su Gaceta Tabacalera.

     En reciente entrevista que me concediera Monseñor José Siro Bacallao, quien fue durante 30 años Obispo de Pinar del Río, me hizo saber que un rico cosechero, Diego Rodríguez, dueño de la finca el Corojo, en el tabacalero municipio de San Luis, comenzó a promover, a través de sus hijas, muy católicas y cercanas a Monseñor Evelio Díaz, la iniciativa de los mantuanos, animado por lo que leía en la Gaceta Tabacalera. El Obispo les explicó  que para dar un paso semejante, la Iglesia Católica requería de que numerosísima gente pidiera la investidura de la Virgen de las Nieves durante un tiempo muy largo.

    A juzgar  por la investigación de Bernal Castellanos:

     “La solicitud, emocionada, respetuosa alude a millares de cubanos, sin embargo llama la atención que a lo largo de más de un año después, sólo aparezca en la revista una carta apoyando la petición aunque en la presentación de la misma el director de la publicación indique que ha recibido otras, tanto personalmente, como en mensajes a la Gaceta tabacalera o en un programa de radio que también atendía[12].

     De aquellos avatares queda una medalla de aluminio con una inscripción en cada cara que reza: Ntra. Sra. de las Nieves Patrona del tabaco ruega por nosotros; venerada en la Iglesia Parroquial de Mantua M. N. Pinar del Río Cuba; también dos estampillas. La primera debido al pincel de Crespo Manzano en la que aparece la Virgen flanqueada por dos matas de tabaco florecidas; fue editada en 1947, una fecha anterior al inicio de la propuesta hecha a través de Ecos de Mantua, lo que demuestra que dos años antes estaba ya en el sentir popular. La otra, mucho más sugerente pero de menor calidad artística, pintada por A. Pérez Urriola en 1949 quedó en proyecto en una cartulina, yace  olvidada  e ignorada en un rincón de la sacristía de una parroquia pinareña.

     La proposición de investir a la Virgen de las Nieves como Patrona del tabaco, evidentemente, no es más que un producto del proceso de transculturación en que se vio envuelta la isla de Cuba después de su conquista y colonización.

                                                                                             Enrique Pertierra Serra.

                                                                                     Historiador de Mantua, Cuba


[1] Ortíz 211

[2] Ib págs 212-215

[3] Ob. Cit, pág 244.

[4] Ecos de Mantua No. 7 Julio 20 1946, p.3

[5] Ib. No. 9 Agosto 10 1946

[6] Ib. No. 14 septiembre 30 1946  Página 2

[7] Ecos de Mantua. Año II No. 48,49 y 50. Septiembre 30 1947.

[8] León Brunet, abogado de profesión, nació en Sancti Spíritus; quedó prendido de la tierra mantuana y de su historia. Era Miembro del Club de Periodistas de la Habana y fundó el 20 de mayo de 1946, junto a otros mantuanos, el periódico local y el “Patronato Por una Mantua M. N. mejor”. A él se deben numerosas obras sociales que se realizaron en Mantua y el Monumento al Soldado Invasor que, majestuoso, se levanta a la entrada del pueblo desde 1933.

[9] Ecos de Mantua. Año III. No. 75 junio 30 1948.

[10] Vitral. Año XI. No. 62, julio-agosto 2004, pp 26-27.

[11] Ob cit. p 25.

[12] Ib. 

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