Por Gerardo Abreu Ríos
I
Blanca Ríos es una tía a la que todos los sobrinos llamamos por “mima blanca” por lo cariñosa, amable, de las viejitas buenas de verdad, ella te invita a comer aunque sea la propia comida de ella y ni te enteras que no comió, pero lo que quiero narrar es que en una ocasión en que fue a Arroyos a visitar una hija que estaba casada por ese pueblo, ya casi cuando pretendía regresar a Mantua el esposo de la hija le dijo que si ella, Blanca, anduviera con una jaba le regalaba unos pescados, él la observaba y solo le veía un monedero en mano, pero Blanca sonrió maliciosa y le dijo: -¡Si, aquí tengo una javita!
A la vez comenzó a desandar un cipe que dabas varias vuelta y desplegó una bolsa que se encontraba adherida al mismo monedero, en ese momento Meguelito era como le decían yerno de ella, asombrado le grito: -¡Oiga pero eso es un saco no una javita! Y Blanca que ría a más no poder le dijo: -Pero aquí cabe lo mucho y lo poco.
II
Fernando Valdés fue un personaje célebre local, integrante de una familia de tabaqueros, torcedores más bien, que sabían curar el tabaco en rama y torcían los más excelentes puros que poco tenían que envidiar a cualquier Villamil, pero no solo por eso era reconocido Fernando que muchos le llamaban por ese nombre e inmediatamente cual si fuese un apellido soltaban un sobrenombre: “Cotica” ,no sé ni por qué razón. Frente a la casa de Fernando vivía una familia en donde había una mujer ya mayor de edad con problemas de anomalía y la pobre era con lo que la cogiera para pasarse el día repitiendo y cantando el mismo texto, así una buena tarde comenzó a cantar: -“Son de almendra guayaba no, son de almendra guayaba no, son de…” y Fernando que no soportaba que le repitieran mucho las cosas y aquella ¿interpretación? Pasaba de la media hora, le vociferó a su esposa -¡Rosaaaaaa que repugnancia vieja!- fue una salida a la molestia de escuchar lo mismo.
RPNS: 2199 ISSN: 2072-2222