
La lista de las carencias y vicisitudes de las que suele quejarse el cubano es, sin duda alguna, extensa. Muy común, además, es la acción de compararse con otros países, la mayoría de ellos desarrollados.
Muchos cubanos emigrantes, cuando abandonan el país, nos hacen llamara los de acá como, “cubanos de a pies”, pero: ¿Alguna vez se habrán detenido a cuestionarse las situaciones que debe enfrentar la mayoría de ciudadanos de esta isla para llevar el alimento a sus familias, solo por mencionar un ejemplo?
En Cuba nadie se queda sin comer. Bueno, regular o malo, nadie muere de hambre. Este es un país subdesarrollado, y, además, sufrido por un bloqueo extenuante por parte del imperio norteamericano, pero la vida es un bien que se cuida a todo costo y a toda costa.
A pesar de estas condiciones que dificultan el camino del desarrollo, la exportación e importación, la economía y otras áreas, los cubanos saben arreglárselas para cada día salir adelante.

Un cubano vive sin miedo al trabajo, al sol y las tempestades. Siempre está en él la inventiva y el deseo de vivir, aunque esto signifique tropezar con inmensas dificultades.
Aquí hay quien suele quejarse, en otros países del mundo se admiran de nosotros, y la verdad es que estamos hechos desde las luchas por la independencia, de valor y entereza.
Ganamos y convivimos con la libertad de caminar sin miedo, de estudiar sin preocupaciones, de pedir ayuda y obtenerla, vivimos con mucho sacrificio, pero el honor de Cuba, de un cubano, es irreprochable.
RPNS: 2199 ISSN: 2072-2222