La música en el corazón y la esperanza al bolsillo

Septeto Maravilla

¿Hacia dónde llegan las personas con un poco de esperanza? Pues a trazarse metas, a cumplir sueños que, vistos en un principio a través de las barreras del miedo y la dificultad, parecieron inalcanzables. Sin embargo, en pleno 1995, año de marcadas carencias y necesidades, se interpuso el optimismo, el arte y el amor en un padre de familia.

Rodeado de tierras y sembrados, en Arroyos, una parte de la pequeña pero grandiosa Mantua vivió Mandín, como todos generalmente lo conocían, un hombre abnegado a cultivar y sobrevivir para dar de comer a su familia, cuyo fruto fueron siete hijos.

Desde entonces, el arte y el amor por la música se interpuso como el método principal de optimismo y esperanza en un guajiro que cantaba y tocaba desde el corazón, características heredadas a algunos de sus hijos.

Luego, a partir de las ideas de aquel padre, se reunieron cuatro muchachos, uno pequeño del barrio y tres “mandines” para comenzar a darle color a una pasión. La música, aunque lo sigue siendo en la actualidad, para ellos fue un refugio, una forma de entretenimiento que no cesaba, día tras día, de atraparlos a todos.

Cuando los deseos de crear se impusieron, no importó la escasez. A “Mandin y sus muchachos”, como en un principio cariñosamente fueron nombrados, no les importo hacer hornos de carbón para después venderlos y, de esta manera, comprarse sus primeros instrumentos. La fatiga del trabajo la aminoró los deseos de hacer música.

Vinieron de bien abajo y, de paso en paso, armaron una guagua para los traslados de un lugar a otro y tocaban en el barrio, en los consejos populares del municipio, en las fiestas y guateques, pero siempre recibidos con los aplausos, la alegría y humildad de sus espectadores, que muchos o pocos, se iban convirtiendo en un público fiel y admirador de la música tradicional cubana.

Como fruto del esfuerzo y la abnegación, pero también en honor al ya fallecido Mandín, los músicos en el año 2005 se denominaron Septeto, luego fueron categorizados de Aficionados A hasta llegar en el 2014 a la audición del Centro Provincial de la Música. El Septeto Maravilla ya era oficialmente un grupo profesional.

Muchas localidades pinareñas han guaracheado con Maravilla, un grupo nacido desde la humildad y la constancia. Ellos son la prueba fidedigna de que los sueños se cumplen, pero para ello nunca se puede desistir de perseguirlos.

Con el tiempo variaron algunos integrantes, aunque los tres hermanos se mantuvieron al son de las maracas, las claves y el bongó.

La música la llevamos en la sangre, y el que persevera triunfa.

, dijo Luis Noel Arozarena Montano, actual director de la agrupación.

Septeto Maravilla

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