El juego… un asunto muy serio

Jugar es los más natural del mundo, pero lo que algunos ignoran es que hay mucho más en el juego, que apenas divertirse. Entre las necesidades de las edades tempranas está el juego. En esta actividad, los pequeños desarrollan habilidades esenciales para la vida. Aprenden a interactuar con sus compañeros y con otros adultos. Será la vía esencial para experimentar toda una gama de emociones que le ayudarán a conocerse a sí mismo y a los demás. Mientras juegan, crecen psicológicamente y asimilan paulatinamente, el funcionamiento de la sociedad que les rodea.
Los niños aprenden mucho jugando, más que de cualquier otra forma. Si quieres enseñarle algo, hazlo divertido, que parezca un juego. No reprimas su curiosidad, pero debes ser observador y detallista con tu hijo, nunca le exijas un nivel superior.  Debemos darnos cuenta de nuestra gran responsabilidad en la creación de oportunidades para que los pequeños jueguen y, sobre todo, que aprendan.
Así como el desarrollo y el aprendizaje de los niños, pasa por diferentes etapas a lo largo de la infancia, los juegos y juguetes deben cambiar también, evolucionando a medida que crece y madura la inteligencia de los niños. La familia debe saber elegir los juguetes que se adecúen al momento en el que está su hijo, que les ayude a expresarse, a adaptarse al entorno en el que viven y a desarrollar las habilidades que van a necesitar.
El juego es la oportunidad perfecta para que la familia pueda conectar con sus hijos. Te da la oportunidad de interpretar un papel importante en el desarrollo de las habilidades sociales de tu hijo al mismo tiempo que aprende más sobre ti y lo mucho que lo quieres.
Aseveraciones de expertos concuerdan en ver el cerebro del bebé como una especie de rompecabezas en pleno armado, y las piezas son infinitas. Cada sonrisa, canción de cuna, cada juego, sienta las bases de nuevas conexiones neuronales y forma en el niño o niña determinadas cualidades y aptitudes.
La familia debe estimular la creatividad de los niños, compartir sus actividades y marcarle las pautas para que vayan conociendo las reglas de los diferentes juegos, según avance el desarrollo de los niños.
La familia también tiene la oportunidad de aprender durante el tiempo que pasan jugando con sus hijos, observarle mientras juegan, les permite aprender a relacionarse con ellos, a entenderlos, a saber, lo que les gusta o no y a conocer cuál es su estado de ánimo en cada momento.
En la definición de quién es y será cada bebé, hay dos fuerzas que confluyen: una es la herencia genética del individuo y la otra lo que le imprime la vida en las múltiples experiencias que le toque vivir.
La crianza y la educación de los niños requiere de familias y educadores que, además de servir como modelos, adapten las pautas educativas (con amor, paciencia y alegría) al crecimiento y evolución de los infantes para conseguir que estos desarrollen una personalidad sana, equilibrada, preparada para afrontar los cambios constantes de su existencia y que, a su vez, les permita alcanzar una genuina calidad de vida.

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